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ENTREVISTA CON LEONARDO BOFF. Instituto Humanitas Unisinos

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Adital

Leonardo Boff23.jpgEn la entrevista que concedió en exclusiva a IHU On-Line, el teólogo Leonardo Boff Sobrino piensa la tarea de la teología a partir de las víctimas y del pueblo crucificado, «lo que exige de la Iglesia una clara opción por la vida de todos ellos. Esa conversión les cuesta mucho a aquellos estratos de la institución que, de cierta forma, se fosilizaron en su status quo».
Renombrado teólogo brasilero, Leonardo Boff fue uno de los creadores de la Teología de la Liberación y, en 1984, a causa de sus tesis ligadas con la misma y presentadas en el libro Iglesia: carisma y poder – ensayos de eclesiología militante (3. ed. Petrópolis: Vozes, 1982) fue condenado por la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano. Dejó entonces la Orden de los Frailes Franciscanos y desde 1993 es profesor de Ética, Filosofía de la Religión y Ecología en la Universidad del Estado de Río de Janeiro – UERJ.

Es autor de más de 60 libros en las áreas de teología, espiritualidad, filosofía, antropología y mística, entre los cuales citamos Ética de la Vida (Río de Janeiro: Sextante, 2006) y Virtudes para otro mundo posible II: convivencia, respeto y tolerancia (Petrópolis: Vozes, 2006). Boff escribió una declaración sobre las razones que todavía le motivan a ser cristiano, publicado en la edición especial de Navidad de IHU On-Line, número 209, del 18 de diciembre de 2006.

He aquí la entrevista de Leonardo Boff con IHU On-Line, por e-mail.

IHU On-Line – La reciente notificación de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre dos obras de Jon Sobrino coloca nuevamente en pauta a la Teología de la Liberación. ¿Por qué motivo esta teología, que algunos llegaron a considerarla difunta, continúa provocando tanta inquietud?

Leonardo Boff – Esta teología está viva en todas las Iglesias que tomaron en serio la opción por los pobres, contra la pobreza, y en favor de la vida y de la libertad. El Forum Social de la Teología de la Liberación, celebrado una semana antes del último Forum Social Mundial, en Porto Alegre [1], trajo a 300 representantes de todos los continentes y mostró la vitalidad de esta teología. La notificación en contra de Jon Sobrino [2], uno de los más significativos teólogos de la liberación, muestra que Roma está reaccionando porque, a mi modo de ver, está perdiendo la batalla contra la Teología de la Liberación. Los dos documentos, uno de 1984 y el otro de 1986, no consiguieron sofocar a esta teología. Como ella nació escuchando el grito de los oprimidos y actualmente este grito aumentó y se transformó en clamor, la Teología de la Liberación tiene todas las razones para continuar con vida. Hoy no sólo son los pobres los que gritan, sino que también gritan las aguas, las florestas, los animales y la propia Tierra bajo la agresión sistemática del modo de producción y consumo globalizado. De esta manera, surgió una vigorosa ecoteología de la liberación, nacida en América Latina y asumida por muchas iglesias y universidades del primer mundo.

Jon incomoda a la ideología vigente en el Vaticano, cuyo objetivo es articular a la Iglesia Católica con los poderes emergentes. Él, Sobrino, piensa la tarea de la teología a partir de las víctimas y del pueblo crucificado, lo que exige de la Iglesia una clara opción por la vida de todos ellos. Esa conversión les cuesta mucho a aquellos estratos de la institución que, de cierta forma, se fosilizaron en su status quo.

IHU On-Line – Una de las grandes dificultades de la ortodoxia católica con respecto a la Teología de la Liberación es la afirmación de una nueva hermenéutica que involucra una ortopraxis. Jon Sobrino habla de hermenéutica de la práxis. Para él, no hay como comprender a Jesús fuera de la práctica de su seguimiento. ¿Cuál es el alcance de esa reflexión teológica y en qué medida ella provoca un cambio en la reflexión cristológica en curso?

Leonardo Boff – La teología incluso la tradicional siempre afirmó que la misión de la teología no se agota en la simple comprensión de la fe, sino que debe siempre pensar la fe orientada por la caridad que lleva a la práctica. Por encima de todo no es diciendo «Señor, Señor» [3] y haciendo cristología que estamos siendo fieles al mensaje de Cristo, sino «haciendo la voluntad del Padre» lo cual significa una práctica. En otras palabras, lo que salva de hecho no es la ortodoxia, sino la ortopraxia, no las prédicas, sino las prácticas. En América Latina esta exigencia de práctica se llama «seguimiento de Jesús», que implica valorizar su práctica libertadora, escuchar su mensaje especialmente aquél que da centralidad a los pobres (serán nuestros jueces definitivos, según Mateo, 25 [4]) y el compartir su destino que puede ir desde la maledicencia, pasando por la tortura, hasta la muerte.

No es sin razón que la única Iglesia actual que posee mártires desde laicos, religiosos(as), sacerdotes y hasta obispos como Don Romero [5] de El Salvador y Don Angelelli [6] de Argentina, es la Iglesia de la liberación. Jon Sobrino incluso es un sobreviviente del fusilamiento de toda su comunidad jesuítica de El Salvador, 6 cofrades, además de la cocinera y su hija de 15 años. Se salvó porque esa noche estaba fuera de casa [7]. Toda esta temática que involucra tensiones y conflictos no agrada a Roma, que siempre busca composiciones para mantener una paz que es aparente y una armonía que es dudosa.

IHU On-Line – En la reciente notificación sobre las obras de Jon Sobrino hay un cuestionamiento a los presupuestos metodológicos utilizados por el teólogo de El Salvador, en particular la idea de la Iglesia de los pobres como lugar teológico fundamental. ¿Cómo situar la centralidad de la cuestión de los pobres en la Teología de la Liberación?

Leonardo Boff – Existe una diferencia fundamental entre el método convencional de hacer teología en los centros metropolitanos de teología y en el Vaticano y el nuestro de América Latina. Esa diferencia quedó clara en la reciente Exhortación Apostólica Sacramento de la Caridad, del actual Papa Benedicto XVI. Ese documento con más de cien páginas se estructura en tres partes: la primera, la Eucaristía objeto de fe; la segunda, la Eucaristía, objeto de celebración; y la tercera, la Eucaristía objeto de vivencia. Curiosamente, en esta última parte el documento entra en la realidad conflictiva del mundo actual, del hambre, de las guerras y de las amenazas ecológicas. Pero esto nada tiene que ver con las dos primeras partes. Por lo tanto, se parte de arriba para abajo, de la fe, de la tradición y de la celebración litúrgica. Sólo después se derivan consecuencias.

Es una teología de las consecuencias. Nosotros, en América Latina, inclusive los documentos oficiales de la Iglesia latinoamericana, como Medellín [8] (1968), Puebla [9] (1979) y Santo Domingo [10] (1992), partimos desde la última parte, quiere decir, de la realidad. Ésta no viene solamente referida, sino analizada con los instrumentos de las ciencias sociales, históricas, antropológicas, ecológicas y pedagógicas. Ello para evitar la mera relación de hechos sin discernir las interrelaciones entre ellos y sus causalidades. Se investigan las estructuras que funcionan en la base de estos hechos y que producen las contradicciones. Sólo después invocamos la Escritura, la Tradición y el Magisterio para iluminar, criticar y resaltar puntos centrales de la realidad que debe ser asumida por la Iglesia, para el caso, por las Iglesias. Este viraje metodológico es de difícil aceptación por parte del Vaticano y también por las teologías progresistas europeas y norteamericanas.

Antes que nada, porque la mayoría no sabe hacer un análisis consistente de la realidad y después incorporar otras miradas, con las que se lee la realidad y los textos fundadores de la fe. El método es más que método. Es una verdadera conversión personal e institucional. Cuando partimos de la realidad, encontramos, escandalosamente a la vista, a los pobres y a los oprimidos. Escuchamos sus gritos, vemos sus llagas. Y ahí la actitud básica es aquella de Jesús: miserior super turbas [11]. Y sentimos la urgencia de solidarizarnos, aliviar sus cruces y colaborar para que salgan de esta anti-realidad. Llevar esto a cabo es obra de las Iglesias de la liberación y de la reflexión que las acompaña, que es la teología y la pedagogía de liberación.

IHU On-Line – Además en la notificación sobre las obras de Jon Sobrino hay una inquietud sobre el énfasis dado por el autor sobre el Jesús histórico, así como sobre sus relaciones. En la visión de Sobrino, se vuelve problemática la absolutización absoluta de Cristo, o sea, el olvido de la doble relación de Jesús: con el reino de Dios y con el Dios del reino. ¿Está habiendo un cierto riesgo de cristomonismo, en la tendencia en curso de cuestionamiento del «reinocentrismo de la Teología de la Liberación y qué significa eso para la Iglesia en América Latina?

Leonardo Boff – El riesgo teológico más antiguo de la Iglesia Romana es el cristomonismo, es decir, la dictadura de Cristo en la Iglesia y en el misterio de la salvación. En primer lugar hay que afirmar que Jesús es Hijo de Dios y no simplemente Dios, lo que remite hacia el Padre, que en la relación con el Hijo hace proceder el Soplo, que es el Espíritu. Por lo tanto, la entera Trinidad está presente en la historia y en el proceso de salvación y liberación.

El concepto más englobante y ligado con la prédica de Jesús es la categoría Reino que involucra a toda la creación, a las sociedades humanas y a las personas para culminar en el Reino de la Trinidad. Dar una posición central al Reino es ser fieles al Jesús histórico, que no se preocupó por la Iglesia, sino por el Reino y, al mismo tiempo, considerar que nada está fuera del Reino, categoría globalizadora de todas las instancias de lo real. Jon Sobrino ha enfatizado que la construcción del Reino se hace siempre contra el Anti-Reino, que es una energía de oposición y anti-crística que encuentra fundamento en la realidad y fue la que asesinó a Jesús Cristo y a los mártires de toda la historia.

La categoría Reino, así como la categoría de Pueblo de Dios, no son bien vistas por la teología institucional de Roma porque relativizan a la Iglesia y hacen de ella sólo Sacramento del Reino, mediación del Reino, pálida presencia del Reino en el mundo, pero nunca el propio Reino identificado con la Iglesia. Esa humildad de ser sólo la vela y no la llama es difícil para una Iglesia que se auto-finalizó y se considera como una especie de galaxia englobante de todos los sistemas y subsistemas.

IHU On-Line – ¿Cuáles son los desafíos del pluralismo religioso actualmente para el quehacer teológico en América Latina?

Leonardo Boff – El primer desafío es reconocer el hecho del pluralismo religioso. Esto no constituye una patología o decadencia, sino un dato positivo de realidad. Es más o menos como la biodiversidad. Terrible sería si, en la naturaleza, hubiese sólo pinus eliotis o cucarachas. La riqueza está en la biodiversidad ecológica análogamente al valor de la diversidad religiosa. Cada expresión religiosa revela algo del Misterio de Dios y ninguna puede pretender poseer algún monopolio, ni de la revelación ni de los medios de salvación. La gracia y el propósito salvador de Dios compenetran toda la realidad y son ofrecidos a todos.

El segundo desafío se prende al valor que le damos a esta diversidad. Ya lo dije: son formas diferentes de expresar el Misterio, y por eso debemos aprender los unos de los otros, enriquecernos con los intercambios, los diálogos y las búsquedas de convergencias, en vista del servicio espiritual a los pueblos, alimentando en ellos la llama sagrada de la presencia de Dios que está en la historia y en el corazón de todos. Tenemos además mucho que andar para realizar esta tarea. Pero, por lo menos, no tenemos todavía guerras de religión y entre fundamentalismos que ya están surgiendo entre nosotros.

IHU On-Line – En un reciente artículo, el teólogo Clodovis Boff [12] señaló que la Conferencia de Aparecida no podrá ser la repetición, aunque actualizada, de las Conferencias de Medellín, Puebla y Santo Domingo, pero deberá, sí, innovar en su forma y acento frente a las nuevas señales de los tiempos. ¿Será éste el caso? ¿Por qué?

Leonardo Boff – Yo creo que Aparecida debe consagrar la caminata del magisterio de las Iglesias latinoamericanas, pues no ganó todavía sustentabilidad ni reconocimiento oficial, especialmente por parte del Vaticano. Ahí hay puntos no negociables, como la liberación (Medellín), la opción por los pobres (Puebla) y la inculturación (Santo Domingo). Pero no basta patinar sobre el mismo suelo. Importa ver cuáles son las señales de los tiempos actualmente y con referencia a ellas pronunciar una palabra adecuada que tenga el significado de una buena nueva. Los cristianos tienen derecho de pedir esto a sus pastores.

Creo que continúa en pié todavía el clamor de los pobres, las desigualdades e injusticias, pero valorizando lo que ellos están haciendo en sus movimientos, partidos y articulaciones de trabajadores, indios, negros, mujeres. Esos sujetos históricos se cansaron de las elites y resolvieron votar a sí mismos y a representantes que vienen de su medio, así como ocurrió en Brasil, en Bolivia, en Ecuador y en otros lugares.

Después, existe la urgencia que nos viene del hecho de que la Tierra va a encontrar un nuevo equilibrio aumentando su calentamiento en hasta 3-4 grados Celsius, lo que puede implicar la creación de millones y millones de víctimas y una fantástica destrucción de seres vivos, emigraciones numerosísimas, destrucción de ciudades marítimas y otras consecuencias relacionadas con los cambios climáticos, generando hambre y sed a millones por causa de la destrucción de las cosechas. Todas estas cuestiones están a la orden del día de las políticas mundiales y deberían estar en la agenda pastoral de nuestras Iglesias. De ahí la importancia de que Aparecida esté atenta a las nuevas señales de los tiempos. ¿Si no está atenta a los tiempos, cómo va a leer las señales de los tiempos?

IHU On-Line – ¿Cuáles son las perspectivas para la 5ª Asamblea de la Conferencia Episcopal Latinoamericana en Aparecida después de la notificación sobre la obra de Jon Sobrino?

Leonardo Boff – Creo que no va a tener mucha influencia negativa. La condena de los escritos de Jon Sobrino, a mi modo de ver, y eso es provocado por él mismo, en su carta al General de su Orden, se debe al furor condenatorio hacia la Teología de la Liberación, furor presente en el grupo latinoamericano de Cardenales y altos funcionarios de la Curia Romana. No es misterio la oposición sistemática que hacen el Cardenal Alfonso López Trujillo [13], Dario Castrillon Hoyos [14] y Lozano Barragán [15] y, no en último lugar, Don Karl Joseph Romer [16], ex-obispo auxiliar de Río de Janeiro y ahora en Roma, siempre cuidadoso para identificar errores y herejías posibles en obispos y en teólogos.

Ellos están para jubilarse. Quisieron dar una satisfacción al Papa, limpiando el terreno de su visita a Brasil, condenando a Jon Sobrino. Lo golpean a él, pero piensan en la Iglesia latinoamericana que quieren reencuadrar en el proceso persistente de romanización que fue iniciado por Juan Pablo II y está siendo llevado adelante por el actual Papa.

IHU On-Line – ¿Cuáles son las posibilidades y los límites de la creación de nuevos espacios para el ejercicio de la reflexión teológica latinoamericana, para una teología cada vez más pública?

Leonardo Boff – Estimo que los laicos deben cada vez más asumir la tarea de la teología y más todavía, de salvaguardar la herencia de Jesús, contra la mediocridad que está siendo sometida por una política vaticana más carnal que espiritual, más centrada en el poder que en el carisma, más eclesiocéntrica que reinocéntrica. Ellos, como laicos, no están al alcance de las instituciones de vigilancia de los órganos doctrinales del Vaticano. Y la mayoría está dentro de las universidades del Estado y por ello gozan de la protección de la libertad académica y de las leyes, pues el Vaticano pasa por encima de hasta los derechos más comunes cuando quiere salvaguardar sus intereses. Hubo épocas en el comienzo de la Iglesia en las que casi todos los obispos se volvieron herejes nestorianos. Fueron los laicos los que salvaron la ortodoxia cristológica y mariológica. Tal vez hoy estemos enfrentando una situación semejante.

Notas:

[1] Aquí el entrevistado se refiere al I Forum Mundial de Teología y Liberación realizado en Porto Alegre del 21 al 25-01-2005. El II Forum Mundial de Teología y Liberación se realizó en Nairobi, Kenia, del 16 al 19-01-2007. Sobre este evento, coteje las entrevistas sobre el Forum Mundial de Teología y Liberación: espiritualidad para otro mundo posible, concedida por el fraile capuchino Luiz Carlos Susin al sitio de IHU el 15-01-2007, y II Forum Mundial de Teología y Liberación, publicada el 09-02-2007. (Nota de IHU On-Line)

[2] Jon Sobrino: nacido en Barcelona, España, el día 27 de diciembre de 1938, entró en la Compañía de Jesús en 1956 y fue ordenado sacerdote en 1969. Desde 1957, pertenece a la Provincia de América Central, residiendo habitualmente en la ciudad de San Salvador, El Salvador, país de América Central, que él adoptó como su patria. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de St. Louis (Estados Unidos), en 1963, Jon Sobrino obtuvo el master en Ingeniería en la misma Universidad.

Su formación teológica se dio en el contexto del espíritu del Concilio Vaticano II, la realización y aplicación del Vaticano II y de la II Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano, en Medellín, en 1968. Se doctoró en Teología en 1975, en Hochschule Sankt Georgen de Frankfurt (Alemania) con la tesis «Significado de la cruz y resurrección de Jesús en las cristologías sistemáticas de W.Pannenberg y J. Moltmann». Es doctor honoris causa por la Universidad de Lovain, Bélgica (1989), y por la Universidad de Santa Clara, en California (1989). Actualmente, divide su tiempo entre las actividades de profesor de Teología de la Universidad Centroamericana, de responsable del Centro de Pastoral Don Oscar Romero, de director de la Revista Latinoamericana de Teología y del Informativo «Cartas a las Iglesias», además de ser miembro del comité editorial de la Revista Internacional de Teología Concilium. A respecto de Sobrino, vea la amplia repercusión dada por el website de IHU en sus Noticias Diarias, así como el artículo La hermenéutica de la resurrección en Jon Sobrino, publicada por la editorial Teología Pública, escrita por la teóloga uruguaya Ana Formoso en la edición 213 de IHU On-Line, del 28-03-2007. (Nota de IHU On-Line)

[3] Ver Mateo 7, 21 donde se lee: «Jesús dijo: No todo el que dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos. Sólo entrará aquél que pone en práctica la voluntad de mi Padre, que está en el cielo». (Nota de IHU On-Line)

[4] Aquí el entrevistado hace referencia al texto de Mateo 25,31-46. (Nota de IHU On-Line)

[5] Don Oscar Romero (1917-1980): arzobispo católico, fue asesinado mientras oficiaba misa, en la tarde del 24 de marzo de 1980. Su dedicación a los pobres, en una época de efervescencia social y guerra, lo convirtió en mártir. Sobre Don Romero, vea la noticia El Salvador se prepara para celebrar el martirio de Don Romero, publicada en el website de IHU el 17-03-2007. (Nota de IHU On-Line)

[6] Don Enrique Angelelli (1923-1976): asesinado por la dictadura militar por su defensa de la causa de los empobrecidos. En la década de 1970, Angelelli era la figura más progresista de la Iglesia argentina. Confiera en el website de IHU del 05-08-2006, editorial Noticias Diarias la noticia Después de 30 años de silencio, la Iglesia de Argentina homenajea a Angelelli, muerto por la dictadura. (Nota de IHU On-Line)

[7] Ese episodio ocurrió el día 15 de noviembre de 1988. El jesuita Ignacio Ellacuría, conjuntamente con otros cuatro compañeros jesuitas y dos señoras, en San Salvador, El Salvador, fueron bárbaramente asesinados por haber conseguido hacer de la Universidad Centroamericana, confiada a la Compañía de Jesús, una importante fuerza en la lucha por la promoción de la justicia social. Ellacuría era rector de la Universidad Centroamericana. Sobrino, en aquel momento, estaba en Tailandia, participando de un seminario. (Nota de IHU On-Line)

[8] Documento de Medellín: En 1968, en la estela del Concilio Vaticano II y de la encíclica Populorum Progressio, se realiza, en la ciudad de Medellín, Colombia, la II Asamblea General del Episcopado Latinoamericano que da origen al importante documento que pasó a ser llamado el Documento de Medellín. En él se expresa la clara opción por los pobres de la Iglesia Latinoamericana. La conferencia fue abierta personalmente por el Papa Pablo VI. Era la primera vez que un Papa visitaba América Latina. (Nota de IHU On-Line).

[9] La Tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano se realizó en Puebla, México, en el período comprendido entre el 27 de enero y el 13 de febrero de 1979 y reafirmó la opción por los pobres realizada en Medellin. Fue convocada por el Papa Pablo VI, confirmada por Juan Pablo I e inaugurada por el Papa Juan Pablo II. El tema de esta conferencia fue «Evangelización en el presente y en el futuro de América Latina». (Nota de IHU On-Line)

[10] La Cuarta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano se realizó en Santo Domingo desde el 12 al 28 de octubre de 1992. La Conferencia fue convocada e inaugurada por el Papa Juan Pablo II. La convocatoria puso en evidencia el quinto centenario de la evangelización de América. El Papa propuso a la Conferencia los temas «Nueva evangelización, la promoción humana y la cultura cristiana». (Nota de IHU On-Line)

[11] Ver Mateo 9, 36: «Jesús, viendo a las multitudes, tuvo compasión, porque estaban cansadas y abatidas como ovejas sin pastor». (Nota de IHU On-Line)

[12] Clodovis Boff: teólogo y filósofo brasilero, doctor en Teología por la Universidad de Louvain, Bélgica. Su última obra es Introducción a la Mariología. Petrópolis: Vozes, 2004. (Nota de IHU On-Line)

[13] Alfonso López Trujillo: cardenal colombiano, presidente del Pontificio Consejo de la Familia del Vaticano. (Nota de IHU On-Line)

[14] Darío Castrillón Hoyos: cardenal colombiano, fue Prefecto de la Congregación para el Clero antes de D. Claudio Hummes. Es ex-secretario general y ex-presidente del CELAM (Nota de IHU On-Line)

[15] Javier Lozano Barragán: cardenal mexicano, presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios de la Curia Romana, lo que en la práctica equivale a decir que es un «ministro de salud». (Nota de IHU On-Line)

[16] Don Karl Joseph Romer: cardenal suizo, secretario del Pontificio Consejo para la Familia. Fue auxiliar de D. Eugenio Sales en la Arquidiócesis de Río de Janeiro. (Nota de IHU On-Line)

Fuente: http://www.unisinos.br/ihu )

Traducción: Daniel Barrantes – barrantes.daniel@gmail.com

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