Durante años muchos dignatarios, sacerdotes y laicos actuaron como un cartel, una banda de forajidos, toda una cofradía con banda de música y bandera incluida hundidos en un secretismo impenetrable.
Ellos construyeron sus pedestales tan altos que era imposible decirles algo, nunca escucharon, ni siquiera condenarlos por sus dichos podrían ser causa y ser lanzados al fuego eterno, para engrosar el largo listado de impuros y herejes. ··· Ver noticia ···
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