Soñar que lo previsible no sucederá, es posible. Soñar que la historia no se repetirá, es posible. El próximo 5 de noviembre, Nicaragua se enfrenta a unos nuevos comicios electorales en los que se decidirá el presidente del país para los siguientes cinco años. Contrario a lo que ha sucedido en las citas anteriores, en estas elecciones el país se juega mucho. Por primera vez tras el triunfo de la revolución de 1979, Nicaragua tiene la oportunidad de abrir nuevos espacios electorales y afrontar el desafío de formar una asamblea más plural. Un buen inicio para el cambio.
Las condiciones internas y externas de los próximos comicios del 5 de noviembre son novedosas en Nicaragua. A pesar de los intentos de retirar candidatos o inhibir nuevas opciones, los electores y electoras tienen la oportunidad de escoger entre cinco alternativas: El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), la Alianza Partido Movimiento Renovador Sandinista (MRS), el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), la Alianza Liberal Nicaragüense ? Partido Conservador (ALN – PC) y Alternativa por el Cambio (AC). Hasta ahora, las elecciones se habían polarizado en dos opciones: sandismo y antisandinismo, empobreciendo a la sociedad nicaragüense con posiciones maniqueístas llenas de intereses.
Por otro lado, en lo que se refiere a la situación fuera del país, por primera vez, la presión externa de Estados Unidos, muy presente en la vida de Nicaragua y especialmente relevante durante los periodos electorales, se equilibra con la presión externa de Venezuela. Ambos países presionarán hasta el final para lograr la victoria de sus opciones. Desde la Casa Blanca ? a través de su embajador, presente en los medios de comunicación tanto o más que un ministro ? se hará lo que sea por evitar la victoria del Frente Sandinista y, desde el Palacio de Miraflores, por su parte, se trabajará por el triunfo de Daniel Ortega.
El mar de siglas que se dibuja en el panorama político nicaragüense esconde distintas intenciones. El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) presenta la fórmula de la reconciliación entre los dos bandos ?los revolucionarios y los contrarrevolucionarios ? que lucharon en la cruenta guerra de La Contra en los años ochenta. Bajo la consigna, ?Unida Nicaragua Triunfa?, Daniel Ortega, líder revolucionario de 1979, expresidente del gobierno y triplemente derrotado en las urnas desde los comicios de 1990, se presenta por cuarta vez junto a Jaime Morales Carazo, ex jefe negociador de la Contra.
Al pack del Frente se suma el apoyo del Partido Liberal Nacionalista, agrupación que cuenta en sus filas con somocistas ? partidarios del dictador Anastasio Somoza derrocado por el FSLN a finales de los setenta ?. En un país donde no hubo un proceso de reconciliación después de una guerra que dejó más de 75.000 muertos, donde no hubo un consenso nacional sobre lo que sucedería después de la contienda, presentar una fórmula electoral donde los adversarios históricos defienden el mismo proyecto resulta poco convincente.
En otro lugar está el Partido Liberal Constitucionalista cuya propuesta encabeza José Rizo. Los líderes de este grupo que han llegado a la silla presidencial, tal como el actual presidente Enrique Bolaños, lo han logrado enarbolando la bandera del antisandinismo. Gozando de la simpatía de los Estados Unidos, en las pasadas convocatorias han explotado las consignas de rechazo a Daniel para lograr el apoyo del electorado, pero posteriormente se han aliado a él para satisfacer intereses.
Este acuerdo es lo que se conoce como el Pacto entre Daniel Ortega y Arnaldo Alemán ?presidente del país entre 1997 y 2002 destituido por delitos de corrupción ? institucionalizado en 1999 y plasmado en la constitución del 2000. Por medio del Pacto, además de repartirse altos cargos en el Estado y las instituciones públicas, se ha modificado el porcentaje de votos necesarios para ganar las elecciones. Ahora sólo se necesita el 35% de los votos, siempre que la diferencia con el segundo sea de un 5%, para hacerse con el sillón presidencial.
Las otras opciones son las que representan la oportunidad de apertura de nuevos espacios electorales. Las alternativas dentro del espectro del sandinismo y de los liberales. Por un lado está la Alianza Liberal Nicaragüense, un partido que surge del seno del PLC. Liderado por Eduardo Motealegre, el más joven y acaudalado de los candidatos, fue expulsado de las filas del PLC por oponerse al liderazgo de Arnaldo Alemán y formó esta nueva opción liberal.
Este aspirante a la presidencia del país cuenta con un amplio currículum académico. Formado en Estados Unidos y presuntamente implicado en una emisión de bonos que endeudó al país con más de 400 millones de dólares, ha tenido muy poco contacto con los sectores poco pudientes de Nicaragua. Montealegre lleva como candidato a la vicepresidencia a Fabricio Cajina, un agricultor alcalde de una población del norte del país cuya función es lograr votos en el ámbito rural. El pastel está servido.
Por otro lado, y dentro del espacio del sandinismo a pesar de que el Frente haya confiscado el término, se ubica la Alianza Partido Movimiento Renovador Sandinista, MRS. Esta fuerza surge de las bases de intelectuales del FSLN desilusionadas y decepcionadas con el cambio de rumbo del Frente. Liderados por Herty Lewites, carismático y ex alcalde de Managua, con su desaparición se llevó consigo una parte de las esperanzas de triunfo de este partido. Tras su fallecimiento el pasado 2 de julio, el MRS reformuló su propuesta electoral presentando a Edmundo Jarquín, segundo cabeza de lista Herty, como líder de la opción MRS y a Carlos Mejía Godoy, uno de los compositores e intérpretes populares más destacados del país por ser autor de las canciones más destacadas de la revolución .
?El Feo??, como esboza la campaña publicitaria del MRS donde se identifica al feo con Edmundo Jarquín, es una persona experimentada que procede del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como especialista en políticas públicas en el Departamento de Análisis de Proyectos y fue ministro con el Gobierno Sandinista de principios de los ochenta. El electorado lo conoce poco ya que desde principios de los noventa ha estado fuera del país. Es por esto que la popularidad de Carlos Mejía es clave en la fórmula del este partido.
En último lugar está Alternativa por el Cambio. Esta opción la lidera Edén Pastora, el comandante cero protagonista de una acción en el Palacio Nacional contra el gobierno somocista en 1978 y que años después renuncia al FSLN. En los sondeos de opinión, la propuesta del comandante Pastora es siempre la que menos apoyo registra.
Nicaragua es el país más pobre de Centroamérica. Nicaragua es el país de menor densidad de población de la región. Nicaragua es el único pueblo de América Latina que echó a una dictadura por las armas y a otra por los votos. Nicaragua está azotada por la corrupción de su clase política. Nicaragua cree que por ejercer el voto ya es democrática. Con estas circunstancias y con estas reglas de juego, la pluralidad de la asamblea es el gran desafío de estas elecciones. Esto da esperanzas para acabar con el Pacto e iniciar un nuevo punto de partida. Soñar que la historia no se repetirá, es posible.