Dos de sus predecesores, no uno, canonizados. La conferencia episcopal italiana aniquilada. Los hombres de la vieja guardia siguen en el vértice del IOR. Todo como Francisco comanda
ROMA, 25 de abril de 2014 – Con Francisco el papado ha acabado en un rincón ensombrecido. La luz es toda para él, el Papa. No para la institución, sino para la persona.
Él se siente libre de las normas canónicas. En solo un año ha derogado seis veces la férrea regla que exige un nuevo milagro antes de que un beato sea proclamado también santo. Juan XXIII es el último de estos seis. Francisco quería evitar a toda costa que Juan Pablo II fuera canonizado solo, quería equilibrarlo con otro Papa de distinto perfil, menos guerrero, más misericordioso. ··· Ver noticia ···