El silencio de los obispos sobre el celibato (19) -- Rufo González

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celibatoEl papa Francisco también guarda silencio sobre el celibato
El lunes, 12 de noviembre de 2018, en Santa Marta, en la homilía de su misa matutina, comenta la lectura primera procedente de la carta de san Pablo a Tito (1, 1-9). Estas son las ideas principales de su homilía (Ver en ?Vatican News 12/11/2018??):
La Iglesia no nació completamente ordenada
– ?Nunca la Iglesia ha nacido completamente ordenada, todo en orden, sin problemas, sin confusión, nunca. Siempre ha nacido así. Y esa confusión, ese desorden, debe ser arreglado. Es verdad, porque las cosas deben ponerse en orden; pensemos, por ejemplo, al primer Concilio de Jerusalén: había una lucha entre los judaizantes y los no judaizantes … Pensemos bien: hacen el Concilio y arreglan las cosas??.

Obispo, administrador de Dios y no de bienes

– ?La definición que da del obispo es ?administrador de Dios?, no de bienes, de poder, de las cordadas, no: de Dios. Siempre tiene que corregirse a sí mismo y preguntarse: ?¿Yo soy un administrador de Dios o soy un hombre de negocios??. El obispo es administrador de Dios. Debe ser irreprensible: esta palabra es la misma que Dios le ha pedido a Abraham: ?Camina en mi presencia y sé irreprensible?. Es una palabra fundadora, de un líder??.

El perfil para la elección del obispo

– ?Francisco también recuerda cómo no debe ser un obispo. En la definición, explica que el obispo no debe ser arrogante, ni soberbio, ni enojado ni adicto al vino – uno de los vicios más comunes en la época de Pablo – ni tampoco un hombre de negocios apegado al dinero. Sería ?una calamidad para la Iglesia ? dice – un obispo como ese», incluso si solo tuviera uno de estos defectos.

Por el contrario, el Papa señala que debe ser capaz de `dar hospitalidad´, debe ser `amante del bien´, `sensible, justo, santo, amo de sí mismo, fiel a la Palabra digna de fe que le ha sido enseñada´: estas son las peculiaridades del servidor de Dios.

«Y cuando se investiga para la elección de los obispos, ¿sería bueno hacer estas preguntas al principio? Para saber si se puede ir adelante con otras investigaciones. Pero sobre todo, vemos que el obispo debe ser humilde, manso, siervo, no príncipe. Esta es la Palabra de Dios. «Ah, sí, padre, esto es cierto, esto después del Concilio Vaticano II debe hacerse …» – «¡No, después de Pablo!». No es una novedad postconciliar esta. Esto es desde el principio, cuando la Iglesia se dio cuenta de que tenía que poner orden con tales obispos».

El comentario del papa se centra en los versículos 5-9

V. 5.- ?Mi intención al dejarte en Creta era que pusieras en regla lo que faltaba y establecieses presbíteros en cada ciudad, siguiendo las instrucciones que te di.

V. 6.- El candidato, que sea un hombre sin tacha, fiel a su única mujer, con hijos creyentes, que no sean indóciles ni acusados de mala conducta.

V. 7.- Porque el obispo, siendo administrador de Dios, tiene que ser intachable, no arrogante ni colérico, no dado al vino ni pendenciero, ni tampoco ávido de ganancias. V. 8.- Al contrario, ha de ser hospitalario, amigo de lo bueno, prudente, justo, fiel, dueño de sí.

V. 9.- Debe mostrar adhesión a la doctrina cierta, para ser capaz de predicar una enseñanza sana y de rebatir a los adversarios??.

Señala las cualidades de presbíteros y obispos, menos una

En esta época a los dirigentes eclesiales se les llama indistintamente ?presbíteros?? (ancianos, senadores, mayores) y ?obispos?? (supervisores, epíscopos). El Papa recoge del texto todas las cualidades de la carta, menos una:

`administrador de Dios´, `irreprensible´, `no debe ser arrogante, ni soberbio, ni enojado ni adicto al vino ni tampoco un hombre de negocios apegado al dinero´, `capaz de dar hospitalidad´, `amante del bien´, `sensible, justo, santo, amo de sí mismo, fiel a la Palabra digna de fe que le ha sido enseñada´.

Curiosamente omite una cualidad no respetada por la ley eclesial

?El candidato, que sea un hombre sin tacha, fiel a su única mujer, con hijos creyentes, que no sean indóciles ni acusados de mala conducta?? (Tit 1,6). Este versículo dice lo mismo que la carta 1ª de Timoteo: ?Es necesario que el obispo (el original griego: ?episcopon??) sea irreprensible, marido de una sola mujer, dueños de sí, equilibrado, bien educado, hospitalario, hábil para enseñar??. Y remarca la conveniencia de que el obispo sea casado: ?tiene que gobernar bien su propia casa y hacerse obedecer de sus hijos con dignidad. Uno que no sabe gobernar su casa, ¿cómo va a cuidar de una asamblea (?ekklesias??) de Dios??? (1Tim 3, 2-5).

Lamentable, querido Papa Francisco

?Esta es la Palabra de Dios??, remarca el Papa. Pero también es ?Palabra de Dios??: ?El candidato sea fiel a su única mujer, con hijos creyentes, que no sean indóciles ni acusados de mala conducta??. Es lamentable que el mismo Francisco, a quien tanto valoramos por su vuelta al Evangelio y su tesón en renovar la Iglesia, omita esta cualidad revelada, cuando enumera y valora las otras en el mismo texto. Es la ley eclesial la que le impide decir toda la verdad. La opcionalidad del celibato para el ministerio es una verdad revelada. Los presbíteros y obispos tienen derecho divino a ser célibes o casados. La ley les ha hurtado dicho derecho y se ha puesto por encima de la Palabra de Dios. ?El magisterio eclesial no está sobre la Palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando solamente lo que le ha sido confiado…?? (Vaticano II, DV 10). Es una contradicción seria de la Iglesia: impone una ley no avalada por la voluntad de Jesús, y encima dice que quiere cumplir su voluntad. Descrédito al canto. Y ya sabemos las consecuencias perniciosas que dicha ley -no el celibato- sigue produciendo.

Madrid, noviembre 2018