El sentido práctico de los obispos -- Editorial de El Periódico

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Obispos.jpgLa Conferencia Episcopal Española (CEE) aborda la próxima semana la renovación de sus cargos directivos en plena controversia sobre el papel que le corresponde a la Iglesia católica en un sociedad democrática, laica y plural que hace tiempo dejó de tenerla en exclusiva como guía moral. Los datos referidos al descenso de la asistencia en los seminarios, la disminución de matrimonios eclesiásticos y de bautizos, expresión pública del acervo confesional, y el ascenso en paralelo de los matrimonios civiles, los divorcios y los abortos, contrarios al magisterio de Roma, traducen un cambio de costumbres al que los obispos no logran adaptarse. Antes bien, la última legislatura ha estado pespunteada por los prontos de la jerarquía católica, empeñada en imponer su agenda a un Gobierno de perfil nítidamente no confesional.

Los meses que han precedido a la reunión de los obispos han ahondado las diferencias entre un sector no pequeño de la comunidad católica activa y de aquella otra parte de la sociedad, muy importante, que, aun siendo de tradición católica, hace tiempo que dejó de ceñir su vida a las indicaciones de los prelados. Y, al mismo tiempo, ha aumentado la desconfianza hacia las autoridades eclesiásticas que, sin demasiados miramientos, han constituido un frente antigubernamental con la asignatura de Educación para la Ciudadanía, la reforma del divorcio, los matrimonios homosexuales y otros cambios legislativos, convertidos en instrumento para desgastar cada día al Gobierno desde el púlpito y desde la COPE.

Nada de esto, sin embargo, parecía afectar a la jerarquía católica, y el cardenal Rouco Varela, principal exponente de la línea dura, aparecía en todas las quinielas como favorito para desbancar a Ricardo Blázquez y recuperar la presidencia de la CEE. Pero otras quinielas, las del 9-M, pueden truncar esos planes: ante la coincidencia en los sondeos de que Zapatero tiene muchas opciones de repetir mandato, el Vaticano ha hecho saber a los obispos españoles que tal vez sea el momento de mejorar sus relaciones con el Gobierno socialista.

El sentido práctico, pues, llama a sacrificar la querencia por la confrontación de Rouco en favor de la capacidad de conciliación de Blázquez. Habrá que ver si la jerarquía católica española está dispuesta a ello y si es capaz de hacer que la tolerancia y el diálogo lleguen a su mensaje. No solo están en juego sus relaciones con un Gobierno: está en juego su supervivencia.