Crímenes de lesa humanidad
«Tenemos el deber de no ignorar la realidad nacional, pero tenemos también el deber de no ignorar la realidad mundial.
El nuestro es el fragmento de un mundo que sigue una trayectoria solidaria.” José Carlos Mariátegui (periodista, político, e intelectual marxista peruano)
En un lapso relativamente corto se han sucedido dos hechos íntimamente relacionados a pesar de su distancia en el tiempo. En estos primeros meses del año, tanto la justicia española como la argentina dieron pasos significativos en las causas por el robo de menores durante dos épocas nefastas de la historia contemporánea de estas naciones: el franquismo y las dictaduras militares argentina y uruguaya.
En Argentina, después de 35 años de campañas y reclamos judiciales de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo -que ya había conseguido, a fines de los 90, que la apropiación y el robo sistemático de hijos de desaparecidos fueran considerados delitos de lesa humanidad-, este último lunes comenzó el primer juicio oral por la apropiación de menores, que colocó en el banquillo de los acusados al ex dictador Jorge Rafael Videla, de 85 años; al último de los gobernantes de facto, Reynaldo Bignone, de 83; a otros cinco integrantes de las Fuerzas Armadas y a un civil. Sobre los ocho imputados pesan los cargos de “sustracción, retención, ocultación y sustitución de identidad” de 34 niñas y niños de menos de 10 años que nacieron durante el cautiverio de sus madres, detenidas en prisiones clandestinas.
“No tenemos ninguna duda de que hay elementos más que suficientes para probar que éste fue un plan sistemático para la apropiación de niños”, aseguró Rosa Roisinblit, de 91 años, vicepresidenta de Abuelas, quien espera que los acusados sean condenados a reclusión perpetua. La organización estima que son alrededor de 500 los casos de menores desaparecidos durante la represión. Muchos nacieron en cautiverio, pero otros fueron secuestrados de pequeños junto a sus padres, y a ellos hay que sumar los niños que se presume fueron asesinados. En total hay 102 personas que ya recuperaron su identidad. De ellas, la mayoría había sido apropiada por agentes de la represión que les cambiaron la identidad y los criaron como hijos biológicos; otros, en cambio, habían sido adoptados de buena fe.
En España, por otra parte, una asociación que nuclea a víctimas de las apropiaciones, ANADIR (Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares) presentó 261 denuncias ante la Fiscalía General del Estado español.
Ya en 2008, el juez Baltasar Garzón había establecido que durante la dictadura franquista se implementó un plan sistemático de robo de niños: en los años que siguieron al fin de la Guerra Civil Española, a las madres republicanas presas les fueron arrebatados sus hijos y fueron entregados a familias afines al régimen o a instituciones supervisadas por la Iglesia Católica (en Madrid, por caso, hay tres clínicas denunciadas y una de ellas tuvo como fundador y director al tío de Ana Botella, la mujer del ex presidente derechista José María Aznar).
Ese modo de apropiación se prolongó hasta los años ’50 con el propósito de terminar con la “plaga roja”, como se denominaba entonces al comunismo. En las décadas que siguieron, el robo de bebés continuó en España en hospitales e instituciones religiosas: en este caso, los chicos que se robaban eran hijos de madres solteras, y eran vendidos por dinero a familias acomodadas.
Según ANADIR, podrían ser más de 300 mil los recién nacidos que fueron robados en España desde los años ’50 hasta finales de la dictadura de Francisco Franco. A su entender, también aquí existen indicios más que evidentes de un plan sistemático que involucró “el tráfico de niños, la falsificación de documentos públicos, la suposición de parto, el secuestro y la detención ilegal”, todos crímenes imprescriptibles que los tribunales españoles estarían obligados a investigar.
Solamente en España y en Argentina, dos sociedades mayoritariamente católicas, los regímenes totalitarios se apropiaron de los hijos de sus enemigos políticos o los eliminaron con la finalidad de que los menores fueran “recuperados” de sus padres “rojos” o “terroristas”, y educados para su sociedad de valores católicos, evitando la propagación del ideario marxista y la igualdad social que propugnaba. Pero mientras que en Argentina la desaparición y la negación de la identidad al niño se hicieron de una manera clandestina, en España se realizaron a plena luz, con el aval de una normativa promulgada.
En 1940, por ejemplo, el Ministerio de Justicia estableció que los niños podrían estar cerca de sus madres presas hasta los tres años, y que después de esa edad serían dados a familiares o enviados a hogares comandados por la Iglesia Católica. Un año después se dictó una ley que permitía al Estado cambiar el apellido de los hijos de los desaparecidos, presos o muertos durante la Guerra Civil Española. El plan era vital para la construcción de un nuevo orden perverso que se logró con la complicidad de la Iglesia Católica.
Vale agregar que en España el robo de niños corrió por décadas la misma suerte que el resto de los crímenes de la represión: la dictadura franquista fue tan larga que favoreció que el crimen pudiera ser silenciado de manera sistemática. Posteriormente, en la transición al Estado democrático pesó mucho el recuerdo del horror y la apelación a “no mirar hacia atrás”, una de las claves de la impunidad.
Cabe considerar que la impunidad en Argentina pudo ser enfrentada con convicciones, coraje y lucidez mediante la lucha inclaudicable de sobrevivientes, organizaciones de Derechos Humanos y militantes sociales, amparados en el compromiso del auténtico periodismo independiente, la reflexión teórica de los expertos y una sociedad que comenzó a tomar plena conciencia de las atrocidades cometidas en nombre de los valores de las sociedad occidental y cristiana. Pronunciamos, cada vez con más fuerza, un NUNCA MÁS que resonará en la historia de nuestros hijos.
Ha sido la de los argentinos una tarea sólida y vital, sostenida en el tiempo por un compromiso irrenunciable con la Memoria, la Verdad, y la Justicia. No sin esfuerzos heroicos; tampoco sin nuevos dolores y víctimas (recordamos las desapariciones nunca esclarecidas de Jorge Julio López y de Silvia Suppo en estos últimos años de democracia, vinculadas con causas de represores en delitos de lesa humanidad).
También en Uruguay hubo menores secuestrados. Sus desapariciones quedaron talladas en el alma colectiva del pueblo rioplatense a través de la famosa canción “Angelitos” de José Carbajal “el Sabalero”, un himno obligado en los encuentros de “cantopopu” (canto popular) durante la dictadura. Finalmente la lucha y la fraterna colaboración de organizaciones a ambas márgenes del Plata (Familiares de desaparecidos durante la dictadura de Uruguay y Madres y Abuelas de Argentina) permitió la recuperación de los menores apropiados, nucleados hoy en una nueva organización popular, Hijos de Desaparecidos.
Al lograrse la aparición con vida de todos los nombres que cantaba la canción, “los angelitos”, el querido cantautor uruguayo anunció que dejaría de interpretarla. Ambas organizaciones uruguayas, Familiares e Hijos, continúan hasta hoy la lucha por hallar los cuerpos de los desaparecidos, y el juicio y castigo de los represores. Es el caso emblemático de Macarena Gelman, la nieta del renombrado poeta argentino Juan Gelman, cuya madre, la uruguaya María Claudia Irureta Goyena dio a luz cuando estaba detenida en Uruguay, tras lo cual desaparecieron ella y la niña recién nacida, que fue entregada a un policía uruguayo. Su padre, el hijo del poeta, Marcelo Gelman, fue asesinado en Argentina y sus restos aparecieron en 1989 dentro de un bidón (tambor o tanque) lleno de cal. Su madre, que hoy rondaría los 52 años, sigue oficialmente desaparecida.
En el año 2000 Gelman encontró en Uruguay a Macarena y ella, a sus 34 años, continúa hoy en Tribunales Internacionales la lucha por la verdad en relación a su mamá. Más de una veintena de militares retirados que presuntamente violaron los derechos humanos durante la dictadura entre 1973 y 1985 están en lista para enfrentar a la Justicia uruguaya.
En la certeza de que los pueblos que luchan por su auténtica dignidad encuentran el sentido profundo de la vida, hacemos llegar un grito esperanzado desde esta orilla del Plata a nuestros hermanos y hermanas españoles y uruguayos que buscan la Verdad y la Justicia de manera irrenunciable, para que España cure del todo su “desmemoria” histórica y para que en Uruguay cobre un impulso irreversible el juicio y castigo a los culpables.
Fuentes:
Los niños robados por el franquismo | Periodismo Humano | 21 de abril de 2010
Investigan el robo de bebés durante el franquismo | Página12 | 15 de enero de 2011
Denuncias por los robos de bebés durante el franquismo | Página12 | 27 de enero de 2011
Víctimas de las dictaduras | Página12 | 28 de enero de 2011
El robo de bebés en el banquillo de los acusados | Página12 | 1 de marzo de 2011
Por fin, juicio en Argentina por el robo de niños | Periodismo Humano | 2 de marzo de 2011
(Información recibida de la Red MUndial de Comunidades Eclesiales de Base)