Enviado a la página web de Redes Cristianas
A los sufridos ciudadanos, nunca nos faltan motivos para la estupefacción. Ahora toca el presunto comportamiento del rey emérito respecto a posibles comisiones y elusiones fiscales que, de ser cierto, dejarían el crédito de la monarquía bajo cero.
No dudo de que la Constitución del 78 fuera lo menos malo que nos podía ocurrir en aquel momento histórico, pero, ¿cómo es posible que después de 40 años de democracia aún sigamos sin revisar cuestiones esenciales de esta ley Ley fundamental del Estado que define derechos y libertades y delimita los poderes e instituciones de la organización política?
Si la censura me lo permite, ¿por qué mantener una monarquía hereditaria más propia de infaustos tiempos pretéritos que de tiempos modernos y democráticos? ¿A qué esperamos para abolirla? Además, ¿qué privilegios son esos como la inviolabilidad el aforamiento o la inmunidad que nos hacen desiguales ante la ley? ¿A qué esperamos para eliminarlos? En democracia solo tiene cabida un soberano legítimo: el pueblo.
// Antoñán de Valle (León)