El PP se retrata ante lo obispos -- Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), presidida por ls tres cardenales Blázquez, (de Valladolid), Osoro (de Madrid), y Omella, de Barcelona, ha hecho pública una nota, denominada «Declaración Institucional», en la que, refiriéndose a Cataluña, pide que se huya de la confrontación, y se busque el diálogo y el entendimiento. No es coincidencia que los tres cardenales sean, en opinión de los principales observadores, y la mayoría de la gente de Iglesia que sabe de estas cosas, los tres hombre principales del Papa Francisco en España. Por primera vez en una nota oficial de institucional de la CEE, la Jerarquía de la Iglesia en España no habla del bien moral de la unidad nacional, y cosas de ese estilo. A ciertos políticos del Partido Popular les ha extrañado esta actitud, que deben de catalogar de tibia, de la representación episcopal.

No es de extrañar, por eso, que miembros señalados del partido en el Gobierno, como Javier Maroto y Fernando Martínez-Maíllo, coordinador general del PP, se hayan pronunciado así de claramente: «»Creo que la Iglesia siempre acierta cuando se mantiene en posiciones que pertenecen a la moral y a la ética y deja la política para los políticos», señaló Maroto, quien añadió que «ésa es la posición que siempre ha llevado a la Iglesia a acertar, y que debería ser también en esta ocasión», se expresaba el primero. Y Maillo remataba: «yo también les he escuchado hablar de la legalidad y estoy seguro de que cuando hablan de legalidad se están refiriendo a la Constitución española y la legalidad que representa el Parlamento español». Es evidente que el pronunciamiento de los obispos les ha llenado, más que de estupor, de nerviosismo. Y en cuento a lo de dejar la Política para los políticos, los portavoces peperos deberían tener más memoria, y mas pudor, para recordar como en tiempos de otros Gobiernos, socialistas, por ejemplo, su partido no solo haya apoyado esa intromisión que ahora rechazan, sino que han acompañado, hasta en el vocerío de la calle, la presencia de protesta de los obispos.

Me acusan de meterme mucho con los obispos, pero no sería justo en este caso. Además, es un reduccionismo peligroso la simple distinción de los asuntos que tratan de la «Moral y de la ?tica», de los que son estrictamente políticos. Y me perdonen los políticos, pero están equivocados, como, inclusive, muchos católicos, cuando consideran que la labor de los pastores de la Iglesia es marcar caminos morales y éticos, supuestamente católicos. No es ésta, fundamentalmente, su tarea. Es, más bien, recordar y anunciar los valores evangélicos y revelados que nos dejó el Señor Jesús, y considerarlos como los primeros, por encima conceptos políticos como nación, patria, patriotismo, nacionalismo, y por encima de todo tipo de fronteras. Los obispos son fieles a su labor cuando hablan en contra del enfrentamiento, de la contienda, de la guerra, de la división de los pueblos. Es, exactamente ésta, la actitud de Jesús en su anuncio del Reino de Dios.

Voy a afirmar ahora algo que a muchos les parecerá contradictorio con lo anterior, pero que yo no pienso que lo sea. Me considero muy español, muy patriota, me encantan todas la regiones y pueblos de España, y no me gustan, como ciudadano, algunos comportamientos que estoy observando en el actual panorama de confrontación socio-jurídico-política entre Cataluña y el resto de España. Y es en las dos partes donde encuentro estos aspectos que no me gustan. Pero aún así, mi primera referencia no es ni la nación, ni la Patria, ni mi sensibilidad entrañable, -¡así la vivo!- española, sino, sobre todo, y en primer lugar, mi condición de cristiano, de discípulo de Jesús, y, con la firma intención, por lo menos, de llegar algún día a conseguir ser un seguidor leal, honesto y consecuente del Maestro de Nazaret.