El Papa Benedicto XVI, que ha iniciado una visita a España, donde el año pasado se legalizó el matrimonio homosexual, dijo el sábado que había cosas que la Iglesia no puede aceptar y a las que tiene que decir que «no».
El Papa, de 79 años, llegó a Valencia para clausurar el encuentro internacional de las familias, y en declaraciones a los periodistas en el avión que le trasladaba desde Roma, fue preguntado por la ley sobre el matrimonio gay y otros cambios recientes en la sociedad española.
El Papa dijo que quería destacar los aspectos positivos de la vida familiar en España y en otras partes, pero añadió que había algunos problemas que no podían ignorarse.
«Tenemos familias que se aman, que son felices, queremos enfatizar esta realidad, que da esperanza para el futuro», dijo.
«Es cierto que hay ciertas cosas a la que la vida cristiana dice no. Queremos que la gente entienda que, según la naturaleza humana, son el hombre y la mujer los que están hechos el uno para el otro y hechos para dar un futuro a la humanidad», añadió.
La legislación española da a los homosexuales los mismos derechos que a los heterosexuales respecto al matrinomio, incluidas la adopción y la herencia. Desde que la ley fue aprobada el año pasado, 4.500 parejas homosexuales se han casado, según la Federación Española de Lesbianas, Gays y Transexuales.
Esa ley enfrentó al Gobierno español con la Iglesia católica, que ha calificado el matrimonio homosexual como una expresión de «libertad anárquica».
El Vaticano ha alabado, sin embargo, a las familias heterosexuales, a las que considera un «pilar de humanidad».
«Encendamos una luz sobre estas cosas positivas para que podamos hacer que la gente entienda por qué la Iglesia no puede aceptar ciertas cosas, pero al mismo tiempo quiere respetar a la gente y ayudarles».
En el aeropuerto, donde le recibieron los Reyes de España y miles de peregrinos, el Papa dijo que la familia basada en el matrimonio era una «institución única de los planes de Dios».
«La Iglesia no puede dejar de proclamar y promover su importancia fundamental», dijo.
Una destacada fuente del Vaticano dijo que había una «cierta irritación» en el entorno del Papa sobre la decisión de José Luis Rodríguez Zapatero de no asistir a la misa del domingo, que pondrá fin al encuentro de una cifra estimada en un millón de peregrinos.