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Mientras el Papa Francisco celebraba el jueves santo con jóvenes privados de libertad y lavaba los pies a 12 de ellos, entre ellos 2 mujeres, en Ambite pueblo de 500 habitantes al este de la comunidad de Madrid el párroco celebraba el jueves santo con todo el boato posible y en el lavatorio de pies rechazó el ofrecimiento de una mujer del pueblo alegando que no era un hombre.
Así son las cosas en el pueblo desde que este párroco llegó hace casi 3 años; de poco han servido los gestos proféticos del Papa Francisco, para este cura estamos en tiempos preconciliares.
Cuando nuestro párroco llegó al pueblo era un joven de 26 años, que se revestía y sigue haciéndolo de rigurosa sotana. Algo no nos cuadraba al grupo de laicos que llevamos más de 20 años preparando la Eucaristía y participando activamente en ella (cantos, moniciones, lecturas, peticiones, acción de gracias…) y es que esto no se veía en el pueblo desde hace más de 40 años. Lo primero que nos dijo nada más saludarnos es que le gustaban las misas cortas, visto lo visto posteriormente está claro que eso era una indirecta.
El estilo de este cura lo podríamos definir con algunas de sus innovaciones: ha colocado 6 candelabros de más de 1 metro sobre el altar (suponemos que para marcar distancias entre el celebrante y el pueblo), ha colocado un reclinatorio largo para que la gente comulgue arrodillada, ha llenado de todo tipo de ritos las celebraciones: incienso, hisopo y el mismo utiliza bonete y hasta hace muy poco solideo como si fuera el Papa (lo del solideo se lo ha prohibido el obispo recientemente). En resumen, un joven, de 28 años actualmente, que si lo fotografiamos en sepia pasaría por cura de la posguerra.
Además de esto ha retirado la comunión, que sepamos, al menos a una mujer del pueblo por vivir con un hombre con el que no está casada, en numerosas ocasiones advierte antes de la comunión que “no pueden comulgar los que estén en pecado mortal o hayan pactado con los pecados veniales” e incluso les invita a acercarse durante la comunión para bendecirles pero no les da la comunión (con lo que quedan en evidencia delante de la comunidad).
También advierte con frecuencia que para comulgar se puede hacer de 4 formas (de pie en la boca, de pie en la mano, de rodillas en la boca y de rodillas en la mano) e incluso en una ocasión llegó a advertir que si se comulga en la mano ¡mucho cuidado!, porque puede quedar alguna partícula en la mano y luego puede ir al suelo(”¡fariseos que coláis el mosquito y os tragáis el camello!”), en fin… hay 4 formas pero ya sabéis la que a mí me gusta… Por supuesto en numerosas ocasiones advierte que “excepto los impedidos” el pueblo se arrodille en la consagración.
La cuestión es que casi nadie le hace caso en todo esto, pero él no se desanima: en tiempo de Cuaresma y Adviento suprime el gesto de la paz en la eucaristía, alegando que en Navidad y Pascua lo recobramos con más sentido (como el gloria o los aleluyas, vamos), pero su verdadera intención quedó bien clara cuando afirmó que esto fue algo que surgió en el Concilio Vaticano II, pero que no tiene importancia y se puede suprimir.
Este hombre ha reconocido que su pretensión para el futuro es celebrar la eucaristía en latín y de espaldas al pueblo, de hecho consagra en latín desde hace más de 1 año y lo mismo con un par de oraciones más de la misa.
(Fiesta de Ambite, procesión, 3 Mayo 2013)(del twitter del Ayuntamiento de Ambite)
Naturalmente de manera personal y en grupo hemos hablado con él en varias ocasiones tratando que nos explicara el por qué de estos cambios e intentando que tenga en cuenta la posición mayoritaria del pueblo. Siempre se ha defendido advirtiendo que tiene autorización del obispo de Alcalá (diócesis a la que pertenecemos) y que no hace más que cumplir las normas. En concreto, con respecto al uso del latín, nos dice que no nos preocupemos porque no se entienda y que traerá unos libritos para poder seguir la misa sin problemas(¡¡!!) y respecto a los cantos que nos traerá nuevos cancioneros (nuestras canciones: hijas, nietas y bisnietas del Concilio Vaticano II no parecen gustarle demasiado, ¡lógico!).
Hace un año nos advirtió de que redujéramos nuestra participación en la misa al canto y las 2 lecturas previas al Evangelio y las peticiones leídas del libro de las Preces. Después de dialogar con él y visto que no cedía le propusimos que antes de comenzar la eucaristía leyera las moniciones, peticiones y acción de gracias que preparamos para que si no estaba de acuerdo lo habláramos e intentáramos consensuarlo. Él lo aceptó y así se ha venido haciendo desde entonces (respetando escrupulosamente sus opiniones).
Pero este final de curso nos tenía reservada una desagradable sorpresa. El día del Corpus, alegando que era un día especial nos dijo que no leyéramos nada más que las lecturas. Así se hizo. Pero al domingo siguiente nos dijo que se acabó, que en adelante todo será como el día del Corpus, al preguntarle por qué, nos dijo que se sentía atacado y acordamos celebrar una reunión para aclararlo. En esa reunión, además del grupo que viene participando, participaron algunas personas (la mayoría de ellas suelen encargarse de preparar flores, velas y dejarlo todo a gusto del Sr. Cura) que le apoyaron con frases tan alucinantes como: “ si tu no vas a su casa a decirles lo que tienen que hacer, porque se atreven a venir aquí a decirte lo que tienes que hacer” o “en la Iglesia manda el cura”, algunas de ellas no respetaban el turno de palabra e incluso gritaban alteradas.
Por su parte nuestro párroco nos dijo que estaba dolido por las críticas que le hacemos, incluso se lamentó de que en el Obispado se habían recibido cartas de quejas sobre él procedentes de Ambite y de otros pueblos de la comarca y que además mucha gente de la parroquia no quiere que sigamos participando activamente en la misa, al contestarle que hay mucha gente que sí quiere, él dijo que la mayoría no. Al decirle que si hubiera un Consejo parroquial podríamos decidir sobre esto, él afirmó que sí lo hay y al preguntarle que quienes están en el Consejo dijo que no lo puede decir; entonces se le dijo ¿soy de esta parroquia y no puedo saber que personas están en el Consejo parroquial?….. Él contestó que se nombró aprovechando que vino el obispo un día y “la iglesia no es una democracia” ¡y tanto, nadie sabíamos que existía el Consejo parroquial!, ¿existe de verdad?.
También nos dijo que él está a favor de la participación de los laicos en la Eucaristía: llevar ofrendas, el palio, poner flores… y que podemos reflexionar todo lo que queramos, pero sin decir nada en misa. Además dijo que no es obligatoria la participación de los laicos según la normativa actual de la iglesia y que a él le gusta hacer todo legalmente y como se lo manda el Sr. Obispo. En esto le ofrecimos la posibilidad de reflexionar sobre lo poco legalista que fue Jesús y preguntado sobre si él acataría cualquier cosa porque se lo mande el obispo, aún contra su conciencia, dijo que hay que tener cuidado con la conciencia porque debe estar bien formada para no caer en errores.
Como la reunión se alargaba, y no tenían argumentos para más, algunas personas de las que le apoyaban se levantaron y empezaron a limpiar la iglesia cerca de donde estábamos, hablando alto, riendo con descaro e incluso dando patadas a los recogedores para hacer ruido y entorpecernos en nuestro diálogo con el sacerdote; éste, en vez de cortarlo de raíz, dejó hacer, todo esto en sus narices y a pocos metros del sagrario (algo no nos cuadra en este hombre…).
En fin, fue imposible ningún acuerdo con él, incluso nuestra invocación al sentido común fue contestada por él diciendo: “el sentido común, es un criterio del mundo” a partir de ese momento solo nos quedaba hacer caso omiso o pasar por el aro.
Desde entonces la eucaristía en nuestro pueblo la realiza él solito, hemos decidido no participar en nada ni siquiera en cantos o lecturas, que si lo permitía, otros hemos dejado de acudir a “su misa”. Esto ha significado nuevas críticas hacia el cura de la gente que no estaba al corriente y preguntaba por qué no se canta, ni se participa, él ha dicho que no quería que lleváramos las cosas tan lejos, pero sigue sin querer rectificar.
A lo largo de casi tres años hemos hecho lo posible para llegar a acuerdos con él pero al final no ha sido suficiente. Él ha desprestigiado el Concilio Vaticano II diciendo que se cometieron en su nombre muchos abusos y que es época de rectificar. Nos hemos apoyado en el Concilio (Constitución Sacrosanctum Concilium) para reivindicar una participación en la Liturgia que nos corresponde como miembros del Pueblo de Dios. Su respuesta ha sido simplemente fundamentalista.
Pero no nos equivoquemos esto no es un problema de un cura trasnochado que debió vivir hace 60 años. Aquí se está manifestando algo mucho más profundo. Nuestras sospechas sobre la verdadera responsabilidad de este asunto nos llevan al Obispado de Alcalá (protagonista de las famosas palabras sobre los homosexuales que tanto revuelo produjeron), parece que lo de Ambite y Orusco (los dos pueblos que lleva nuestro párroco) se parece bastante: ha eliminado la participación de los laicos, ha introducido el latín en la eucaristía, la Confirmación se realiza en torno a los 7-8 años…. El propio sacerdote nos lo explicó, en la reunión citada antes, por dos veces: “se trata de un -vamos a decir- experimento en nuestra zona”, es decir nuestro párroco sólo se limita a cumplir órdenes (como a él le gusta).
La verdad es que el experimento funciona si lo que pretende el obispado es:
-echar a la gente de los templos
-quedarse sólo con las personas sumisas y que no piensan
-que la iglesia se separe cada vez más del “mundo” (ya se sabe: mundo, demonio y carne)
-crear conflictos que no existían y superados por el Concilio de Juan XXIII (¡qué poco les gusta!)
-crear divisiones entre la gente de las comunidades parroquiales y pueblos
Esperemos que el nuevo aire del Papa Francisco llegue lo más pronto posible a nuestra iglesia de Madrid y en concreto de Ambite y podamos hablar en el futuro de estos días como de un mal sueño.
Terminemos con un breve testimonio de una persona de nuestro grupo:
“Para mí, a partir de ahora, se convertirá la misa en un mero cumplimiento del catecismo, en el más estricto sentido de la palabra, pero parece ser que es lo que prima en esta parroquia. Aunque como de todo se aprende y se saca algo positivo doy gracias a nuestro párroco por ayudarme a reforzar mi fe en lo que realmente merece la pena que es el Evangelio y Cristo, que nunca nos va a fallar, porque sacerdotes y obispos, incluso con sotana, llegan a ser muy incoherentes entre su homilía y su actitud”.
Hubiera sido nuestro deseo una rectificación por parte de nuestro párroco y del Obispado, hemos intentado tratar este conflicto al ritmo del texto evangélico de la corrección fraterna (Mt 18:15-17) primero a solas, luego con dos o tres y luego con la comunidad. Este artículo quiere poner en manos de la comunidad eclesial de Madrid la situación que vivimos en una zona de la diócesis de Alcalá, con el deseo de que sirva para conocer la realidad, que es el primer paso para cambiarla, ¡abramos las puertas de la Iglesia!, como nos dice el Papa Francisco.