El obispo Munzihirwa era un hombre de una gran simplicidad, algo que no es frecuente en las iglesias. Con frecuencia lo encontraba por la calle yendo a visitar a las comunidades de base, con su viejo maletín en mano. No hemos visto muchos arzobispos en esas condiciones y a esa edad, caminar de un lado a otro para visitar a la gente. Además era una persona que pasaba desapercibida, la gente lo cruzaba en la calle sin darse cuenta de que era él, era una ciudadano ordinario, más bien parecía un campesino pobre. Pero luchó contra la dictadura de Mobutu y por eso no era querido por los poderosos y estaba muy comprometido en la defensa de los derechos humanos y en la paz. Su vida nos ha marcado.
Comité Anti-Bwaki. Bukavu