EL OBISPO DE CHIAPAS EN ABIERTA REBELI?N FRENTE AL VATICANO

0
70

Infordeus, 13/10/2006

«Continuaremos formando a nuestros catequistas para darles el permiso de celebrar el Bautismo y presidir los Matrimonios si así lo piden las circunstancias», dice el prelado, Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo de San Cristóbal de las Casas (México). Pero la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, le exige mediante una nueva carta oficial poner punto final a las ordenaciones de diáconos permanentes en la región.

El obispo rebelde Arizmendi Esquivel.

Ya en octubre de 2005 se le ordenó que, ante la confusión producida por la masiva ordenación de diáconos permanentes, y su asociación con una «iglesia autóctona» propuesta por la controvertida «teología india», la Santa Sede veía necesaria la suspensión de toda ordenación de diáconos permanentes para evitar cualquier posible confusión con la posibilidad del sacerdocio uxorado (sacerdotes casados); una de las propuestas más insistentes de la llamada «teología india». La carta del 26 de octubre de 2005 advertía, en efecto, que «no se puede ignorar que, aún después de pasados cinco años de la salida de S.E. Mons. Samuel Ruiz de San Cristóbal de las Casas continúa latente en la diócesis la ideología que promueve la implementación del proyecto de la Iglesia Autóctona». «En este sentido la Reunión Interdicasterial se ha pronunciado por una suspensión de eventuales ordenaciones de diáconos permanentes hasta que se haya resuelto el problema ideológico de fondo», agregaba la carta de octubre de 2005. La carta de entonces también culminaba solicitando a Mons. Arizmendi evitar insistencias sobre el tema para no colocar a la Santa Sede «en situación de tener que rechazar las distintas peticiones y hacerla aparecer como intolerante». Pero en marzo de este año, Mons. Felipe Arizmendi Esquivel y su Obispo Auxiliar, Mons. Enrique Díaz, publicaron un comunicado en el que señalaban que «acatamos esta decisión con fe serena y esperanza activa, aunque con sufrimiento del corazón. No ordenaremos más diáconos permanentes, hasta que se abra nuevamente esta puerta. Podríamos hacer nuevas ordenaciones, y serían válidas; pero serían ilícitas y romperíamos la comunión eclesial, aislándonos y haciéndonos una ‘Iglesia Autónoma’, cosa que nadie pretende». Pero al mismo tiempo indicaban que «continuaremos formando a nuestros catequistas, no en orden a una posible ordenación diaconal inmediata, sino para fortalecer su servicio en las comunidades, preparándoles para ser instituidos Lectores y Acólitos, y para darles el permiso de celebrar el Bautismo y presidir los Matrimonios, si así lo piden las circunstancias». Esta solución, propuesta por Mons. Arizmendi en su carta al Papa, ha sido interpretada en el Vaticano como el deseo de seguir formando diáconos permanentes y mantenerlos listos para ser ordenados, por lo que la Santa Sede, vía el Dicasterio que preside el Cardenal Arinze, ha publicado una declaración definitiva señalando que «es esencial que V. Excelencia se adecúe amablemente a cuanto se le fue comunicado después de Reunión Interdicasterial de fecha 26 de octubre de 2005».