El Nuncio Fratini se estrena en Madrid y Gallardón se rinde ante Rouco

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Rumores de Angeles

Primera aparición pública eclesiástica del nuevo nuncio del Papa, Renzo Fratini. Anteayer visitó al ministro Moratinos y rindió pletesía al Gobierno. Pasado mañana, al parecer, presentará sus cartas credenciales al Rey. Y hoy, en la fiesta de la Almudena, patrona de Madrid, se las presentó al cardenal Rouco, arzobispo de Madrid, presidente de la CEE…y algo más. Por eso, no deja de ser significativa la presencia del nuevo Nuncio en la Plaza Mayor madrileña. Junto al Nuncio, el otro protagonista de la fiesta fue el alcalde de Madrid, Alberto Ruiza Gallardón. Fundamentalmente, por rendirse a los pies de Rouco Varela. Y ponerse a su entera disposición.

Brillante, como siempre, Gallardón hizo su acostumbrada homilía laica. Llena de gancho y de actualidad. Con guiños al drama del paro y a la crisis y al terrorismo y hasta a la denuncia del «éxito sin ética» o al simple «enriquecimiento material» como ideal de vida. Predica mejor que muchos curas y, por supuesto, que muchos obispos.

Pero lo que más llamó la atención en la intervención de Gallardón fue su compromiso formal y público de apoyar a fondo dos eventos eclesiásticos muy importantes para el cardenal: la misa de la Familia y la JMJ-2001. La misa, que este año no se celebrará en Colón, sino en la plaza de Lima. Se reconduce, pues, y se limita a un acto sólo para Madrid y sin visos de desafío al Gobierno.

El cardenal, con prontos reflejos, comenzó su homilía agradeciendo encarecidamente el compromiso formal de Gallardón, pero cuidándose muy mucho de meter en el mismo saco a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Como Salomón, Rouco no quiere definirse por la una ni por el otro. Al menos públicamente. Pero, en Madrid, todo el mundo sabe que su corazón y su práxis está mucho más cerca de Esperanza que de Gallardón. Sin definirse, como hábil político que es.