El eterno dilema -- Gabriel Mª Otalora

0
53

Enviado a la página web de Redes Cristianas

Cuando el gran economista Keynes señaló a los dos elementos corrosivos del sistema capitalista, no se rompieron muchas conciencias. Adam Smith había calado muy hondo y cuando se activa la codicia, es un monstruo muy difícil desactivarla del corazón humano. Y eso que los dos monstruos estructurales a los que se refería Keynes eran, por un lado, que el capitalismo resultaba absolutamente incapaz de crear empleo digno y para todos; y por otro, que tampoco lograba crear igualdad entre los humanos, sino discriminación y exclusión social. Pero el Sistema ha funcionado porque, como recuerda el teólogo jesuita José Ignacio González Faus, se vendió muy bien desde un ateísmo de derechas que supo camuflarse recurriendo a la religión para enmascarar sus graves injusticias. Y hasta hoy.

Para colmo, Max Weber le facilitó el espaldarazo moral con aquello de la raíz calvinista del capitalismo interpretando el evangelio de aquella manera. Así, el capitalismo ha logrado una justificación hasta difuminar las advertencias del evangelio sobre el peligro del dinero como pasión y fin, y las llamadas al orden a los ricos. La consecuencia es la desfiguración del Cristo comprometido con los excluidos del mundo y el desprecio de la actitud que derrocha compasión y misericordia.

Ha tenido que llegar el Papa Francisco para que todos entendiéramos a la primera que una religiosidad que concibe a Dios como el defensor de los propios privilegios y de la propia riqueza frente a una gran mayoría que no tiene lo básico, solo merece el nombre de idolatría: el famoso becerro de oro, pero mucho más sofisticado y con mucho más oro de por medio. Lo peor es que ahora los beneficiados del Primer Mundo, empezamos a pasarlas moradas porque la codicia financiera pretende laminar los derechos mínimos y pauperizar a grandes capas de la sociedad. Holanda acaba de comunicar que el Estado del Bienestar no es posible. Y lo que dice Holanda, vale para lo que queda de España. No se quiere invertir en lo básico y en los más necesitados porque todo el oro del becerro es poco.

Francisco afirma que no ha sido ?jamás?? (sic) de derechas y lo explica en una larga entrevista. Afirmación que viene explicada en otras declaraciones anteriores: ?el capitalismo salvaje ha enseñado la lógica del beneficio a cualquier coste, del dar para obtener, del provecho sin mirar a las personas?? y los resultados los vemos en la crisis que estamos viviendo??. Estas afirmaciones del papa y otras complementarias ponen de los nervios a muchos católicos y a buena parte de la curia que no puede ocultar cómo se repelen las opiniones del papa y la teoría de Adam Smith: ?No esperemos obtener nuestra comida de la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero -dice Adam Smith-, sino del cuidado que ellos tienen de su propio interés. No recurramos a su humanidad, sino a su egoísmo, y jamás hablemos de nuestras necesidades, sino de las ventajas que ellos obtendrán??. De sus tres ideas fundamentales sobre el progreso constante (ojo, ?hacia la multiplicación de riqueza y los bienes??), la primera que señala es la fuerza impulsora del interés propio o egoísmo individual.

No estoy abogando por una izquierda igual de materialista y modelos totalitarios caducados que han dejado una estela de injusticias horrorosas. Abogo por que la innovación llegue a los modelos económicos solidarios que sitúen a la dignidad humana como moneda de cambio internacional. Abogo por la iglesia institución que prime la práctica evangélica hasta convertirse en comunidad de fe, amor y esperanza solidaria que acoge a los desheredados del capitalismo, por amor. Que se desenmascare la gran estafa capitalista y neoliberal que ha destrozado la mejor imagen de Cristo al perpetuar una injusticia estructural, ahora gigantesca con la globalización financiera. El papa Francisco no para de insistir en el eterno dilema nada teórico: o Dios (y el ser humano) o el culto al dinero (y la auto-destrucción).