El Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española (CEE) afrontará mañana miércoles, un debate hasta ahora aplazado: qué hacer con la Cope. Qué hacer con el deslizamiento de la emisora de propiedad episcopal hacía un discurso inquisitorial que ya no distingue entre propios y extraños. La cuestión no aparece formalmente en el orden del día, pero habrá debate.
Con anterioridad a su ordinaria, el comité ejecutivo escuchará al presidente del consejo de administración de la emisora, Alfonso Coronel de Palma. Hay una fuerte predisposición al debate por parte de varios prelados – probablemente, la mayoría de los siete miembros que componen el ejecutivo-, y la Secretaría de Estado de la Santa Sede sigue atentamente la cuestión desde Roma. «Hay preocupación en el entorno del presidente de la conferencia, cardenal Antonio María Rouco Varela», señalan fuentes conocedoras del ambiente que se respira estos días en el número 1 de la calle Añastro de Madrid, sede del Episcopado.
La voz de alarma fue lanzada en mayo por el cardenal primado de Toledo, Antonio Cañizares, durante la última reunión del comité ejecutivo. El cardenal Cañizares, ex vicepresidente de la Conferencia Episcopal, teólogo perfectamente alineado con el pensamiento del Papa Joseph Ratzinger y exponente de lo que en términos convencionales se conoce como el sector conservador de la Iglesia, expresó un vivo malestar por la deriva de la emisora y expresó su oposición a la renovación de Federico Jiménez Losantos como director del programa matinal.
Con anterioridad, algunos prelados, entre ellos el actual cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, habían expresado, de una u otra manera, su disenso con la orientación de la Cope. Pero esta vez, el pronunciamiento de Cañizares fue tajante, según fuentes conocedoras de la reunión (véase La Vanguardia del pasado 25 de mayo). Hubo un conato de debate que acabó sin clara conclusión. Siempre hábil en el manejo de los asuntos peliagudos, el cardenal Rouco Varela comunicó que trasladaría el asunto a Coronel de Palma, presidente del consejo de la emisora. Al cabo de unos días, coincidiendo con una audiencia del Papa Benedicto XVI al ejecutivo del episcopado español, desde Madrid se filtraba la noticia de que Jiménez Losantos renovaría por un año prorrogable. La buscada coincidencia inducía a pensar en una bendición pontificia que no existe. Hubo aquel día (19 de mayo) serios enfados en Roma.
Enfados que prosiguen. El cardenal Cañizares no ha cambiado de opinión, según ha podido saber este diario. Tampoco el cardenal Martínez Sistach, que se ha pronunciado públicamente contra la renovación de Jiménez Losantos y exige que los contenidos de la Cope se ajusten escrupulosamente al ideario aprobado en 1994 por la asamblea plenaria del episcopado. Ambos pueden contar con el apoyo de Ricardo Blázquez, obispo de Bilbao y vicepresidente de la conferencia, y del arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro. Más incierta es la posición del cardenal de Sevilla, Carlos Amigo. El cardenal Rouco y el secretario portavoz Juan Antonio Martínez Camino (obispo auxiliar de Madrid) mantienen un escrupuloso silencio sobre la cuestión.
Un factor externo añade significado a la discusión, en el bien entendido de que sería del todo erróneo confundir los órganos de gobierno del episcopado con la ejecutiva de un partido político. La clara afirmación de Mariano Rajoy en el pulso interno del Partido Popular coloca a la Cope en una posición tan incómoda como inaudita. Entregada por algunos de sus radiofonistas a una feroz campaña contra Rajoy, la emisora propiedad del episcopado se está anclando como portavoz de una facción minoritaria de la derecha española. Esa también es una de las claves del debate.
Enric Juliana (La Vanguardia)
baronrampante@hotmail.es