Para entender lo que ocurre en Chile hay que tener en cuenta que la transición a la «Democracia» fue pactada con las fuerzas de ultraderecha y Pinochet repudiado por todo el mundo, se invistió de Senador Vitalicio. La Constitución que rige en el país fue fruto de un fraude y la Imagen de país democrático y próspero fue trabajada atal nivel que la frase «eso le hace mal a la imagen del país» se hizo cotidiana para neutralizar cualquier protesta social.
Importaba más la imagen que la realidad. Hoy estamos llorando a un joven mapuche de las étnias originarias que fue asesinado por la policía por luchar por sus derechos ancestrales sobre las tierras usurpadas. Matías Catrileo se llamaba tenía 22 años estudiaba en la universidad. El cuerpo del joven asesinado los comuneros mapuches no quisieron entregarlo a la policía porque tenían miedo a manipulaciones.
Solamente se entregó con la presencia de un sacerdote. Esto de los curas mediando en los conflictos tiene indignada no sólo a la extrema derecha que recuerda cómo la Iglesia apoyó la causa de los Derechos Humanos y cómo salvó a miles de ciudadanos. Hoy no quieren que se meta en política pero ya dos obispos se han pronunciado sobre la necesidad de un salario mínimo. En Chile hay más de un millón de personas que gana menos de doscientos dólares mensuales en un país donde los precios son altos como en los países desarrollados. Chile va perdiendo su imagen de modelo del neoliberalismo con la inflación, los conflictos internos y con la herencia como una sombra que cubre al país,del Pinochetismo que está enquistado en las relaciones humanas con su autoritarismo,arbitrariedad y una no poca dosis de crueldad.