El país de los cedros podría verse envuelto en otra guerra civil si llegara a producirse un conflicto intercristiano entre los seguidores del general Michael Aun, aliado fiel de los chiíes de Hizbulá, y los cristianos maronitas de la coalición antisiria del Movimiento del 14 de Marzo. Son muchos los libaneses que acusan a Damasco del asesinato de Pierre Gemayel, aunque Siria niegue la responsabilidad del crimen y lo condene.
Y pese a que Hizbulá diga que el atentado no los beneficia, destacados diputados libaneses creen que es un ataque a la coalición antisiria del Gobierno. Así, lo manifestó ayer Walid Jumblatt, el líder druso, quien acusó al grupo chií y sus socios de «un golpe de Estado» político para conseguir que Siria vuelva a controlar el país.
Jumblatt no sólo acusó al régimen sirio de ser el artífice de la muerte, sino que auguró que habrán más asesinatos contra aquellos políticos que lideraron las protestas que llevaron a la retirada del Ejército sirio desde Líbano en el 2005. «Mi impresión, desafortunadamente, es que tenemos que esperar que haya más asesinatos de ministros y parlamentarios» , señaló Jumblatt en una conferencia de prensa.
Victorioso
El líder druso aseguró que a pesar de los intentos del Damasco de desestabilizar a Líbano «ellos [los antisirios] seguirán ahí hasta que el pueblo libanés salga victorioso». También el diputado Katas Gury consideró que el atentado no es sólo una agresión contra la Falange Libanesa, que lideraba Gemayel, sino también contra «toda la lucha pacífica» que propone la coalición antisiria.
Gury, que pertenece a la misma formación política del también asesinado ex primer ministro Rafik Hariri, criticó la falta de capacidad resolutiva e implicación del régimen sirio en los distintos conflictos de Oriente Medio, así como las sospechas de que provee de armamento a las milicias iraquíes y a las de Hamas. El asesinato de Gemayel ensombreció el Día de la Independencia de Líbano, que iba a celebrarse ayer. Todas las festividades, incluido un desfile militar, fueron canceladas. Los restos mortales del ministro de Industria fueron trasladados a su localidad natal de Bikfaya en medio de una gran tensión entre pro y antisirios y de constantes llamamientos a la calma.
El ataúd fue envuelto con la bandera del Kataeb o Falange -el partido cristiano de Gemayel- e izado en brazos por sus seguidores, mientras miles de personas lloraban a su paso y le arrojaban flores y arroz.
En Bikfaya, además de la familia y los habitantes de esta localidad, se encontraban varios miembros de las «Fuerzas del 14 de marzo». Esta coalición antisiria llamó a la celebración de unos funerales nacionales y populares en Beirut e instó a la población a hacer de estos una nueva «intifada de la independencia», y que el entierro de Gemayel se convierta en «un movimiento pacífico y masivo» de la población libanesa contra «los asesinos y los que utilizan el lenguaje de las amenazas», en alusión a las enormes manifestaciones que siguieron al asesinato de Rafic Hariri.
El asesinato de Gemayel se produjo horas antes de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara el proyecto de creación de un tribunal internacional que juzgará a los asesinos de Hariri, así como el de otras personalidades asesinadas desde octubre del 2004 por defender la independencia del país.
La Razón , 23-11-06