Hace tiempo que la Conferencia Episcopal (CEE) perdió la fascinación por la unanimidad. Se conforma con que sus acuerdos causen los menores estropicios, internos y externos. Para ello, nada mejor que tomarse los documentos con reposo, para facilitar digestiones o aflojar enfados.
Pero el momento de las decisiones llega inexorable. Lo asumieron el jueves los máximos dirigentes de la CEE -tres cardenales, dos arzobispos, un obispo y el jesuita Martínez Camino como responsable de la comunicación interna y externa-, reunidos durante horas para decidir si renovaban contrato a sus estrellas en la Cope, Federico Jiménez Losantos, César Vidal e Ignacio Villa.
Propiedad de los obispos, esta cadena de emisoras tiene cada día más oyentes y más beneficios, pero vive envuelta, con inusitada frecuencia, en agrias polémicas. No son pocos los prelados, sobre todo catalanes, vascos y andaluces, que alzan la voz contra algunos de sus contenidos o mensajes.
Pese a las divisiones, el comité ejecutivo episcopal propone que todo siga como está, convencido de que prescindir de Jiménez Losantos, por ejemplo, acarrearía el riesgo de volver a lo que el obispo de Sigüenza, José Sánchez, experimentado ex portavoz de la CEE, llamó hace años «el jardín del domingo», es decir, las miles de revistas o emisoras diocesanas que sólo leen u oyen los muy fieles.
Otro asunto delicado que solventaron los prelados es la permanencia de Alfonso Coronel de Palma en la presidencia de la Cope, pese a sus problemas judiciales y con el Banco de España por un accidentado pasado como gestor del Eurobank del Mediterráneo.