El Carnaval de la Iglesia española -- Sandra Barneda

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El Periódico

Tengo mis sospechas de que, este año, la alta jerarquía española ha roto con la tradición y ha celebrado el Carnaval. O el Partido Popular ha elegido un disfraz muy eclesiástico y nos ha gastado una broma a todos. Si nos olvidamos del término pagano, el Carnaval nació para romper las reglas cotidianas y dar rienda suelta a la imaginación ante la llegada de la Cuaresma.

Este año, la Iglesia ha hecho algo muy parecido con la emisión de la nota episcopal para el «ejercicio responsable del voto». Curiosamente, fue presentada el mismo día que comenzaba el mardi grass. En la nota se faltó a la tradición, expresada en escritos anteriores, al no indicar la obligación ciudadana de ir a las urnas. Pudiera ser un descuido carnavalero de los obispos o una prueba más de que el pasado jueves no fue Juan Antonio Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal, quien presentó el escrito, sino Mariano Rajoy disfrazado. Pues casualmente los analistas políticos advierten de que la alta abstención en estas elecciones beneficiaría a los populares.

Si analizamos la dosis de imaginación necesaria para festejar un buen Carnaval, la nota no se queda corta, sobre todo para inducir a los católicos o a los «ciudadanos que quieran actuar responsablemente» a que no voten al PSOE. Para hacerlo sin nombrar una sola vez al partido socialista en el escrito, es necesario dominar el arte del disfraz o carecer de respeto alguno por la ciudadanía, cosa que no sé si es más propia de los obispos o de los populares, pues ambos hacen ver muy bien que las cosas no son lo que son.

Siguiendo con la nota episcopal y sabedores de que el Carnaval tiene mucho de guasa, me suena a chirigota invocar los derechos fundamentales de todos para luego cargarse los matrimonios homosexuales o los partidos nacionalistas. O, en el mismo sentido, hablar del bien común para pronunciarse en contra del aborto o la eutanasia. Dichas argumentaciones se asemejan tanto al discurso del PP que comienzo a pensar que no hay disfraz alguno, ni Carnaval, sino, que como bien dice el refrán: «¡Todo el año es Carnaval, y en estos tiempos mucho más!»