EL CARDENAL ERRAZ?RIZ DEBE DIMITIR O SER CESADO INMEDIATAMENTE POR EL PAPA. Luís Fernando Pérez Bustamante

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Religión Digital

Desgraciadamente se ha confirmado la noticia. Tal y como informa Religión Digital, el arzobispo de Santiago de Chile, cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, admitió hoy que el documento de la V Conferencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) fue modificado por él y otros prelados antes de entregarlo al papa Benedicto XVI.

Es decir, tanto este cardenal como el resto de prelados -¿QUIENES?- que han modificado el texto entregado al Papa se han burlado del resto de obispos de Latinoamérica y del mismísimo Benedicto XVI, a quien no se ha dado el texto aprobado en Aparecida sino otra cosa. Por tanto, si queda algo de dignidad y de vergüenza en esos manipuladores, deben de presentar su inmediata dimisión a Su Santidad. Y de no hacerlo, creo que el Papa debería de cesarles sin más contemplaciones.

Se ha cometido un atentado muy grave a la colegialidad episcopal. Es más, la realidad es que se ha puesto en duda la capacidad del Santo Padre a la hora de modificar lo que creyera necesario modificar. Porque, ¿acaso este cardenal y esos supuestos prelados que le han ayudado a manipular el texto dudaban de la sabiduría de Benedicto XVI para cambiar lo que debía ser cambiado, si es que algo debía de ser cambiado? ¿quiénes son ellos para hacer un trabajo que sólo a Roma corresponde a hacer? Dice Monseñor Errázuriz que lo modificado «…son formulaciones que no tienen la importancia que se le está atribuyendo en este momento». Y yo le pregunto: ¿Quién es usted para decidir, sin consultar con el resto de obispos participantes en Aparecida, si tienen o no tienen importancia? ¿es usted la cabeza de ellos? ¿es usted más cardenal o más arzobispo que el resto de cardenales latinoamericanos?

Es una vergüenza lo que ha pasado. Y o Roma toma cartas en el asunto, o seremos muchos los católicos los que pensaremos que cualquier desaprensivo con capelo y/o con báculo puede saltarse todas las reglas para cambiar a su antojo lo decidido por, ni más ni menos, todos los obispos de un continente. La fe católica es clara: sólo el Papa es la cabeza del colegio episcopal. No ningún cardenal ni ningún grupo de prelados en comandita. Si eso no es capaz de entenderlo el cardenal chileno, que nos haga el favor de largarse a su casa.