Rouco ya ha silenciado en el pasado otros abusos sexuales
Con motivo del fallecimiento, el pasado 30 de enero, del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, la revista del Arzobispado de Madrid, Alfa y Omega, que se distribuye junto al diario ABC, dedicó en su edición de ayer un amplio espacio para describir de modo casi hagiográfico a un sacerdote cuya trayectoria encierra más de un caso que contradice brutalmente los principios de la Iglesia que tan bien le ha acogido a lo largo de sus años. Los abusos sexuales y los casos de pederastia presuntamente cometidos por el fundador de esta orden ultraconservadora pasan prácticamente inadvertidos en la revista de Rouco Varela.
Apenas cuatro años después de fundar la Congregación de los Legionarios de Cristo, en 1945, Marcial Maciel fue acusado por el obispo de Cuernavaca (Méjico) por abusos sexuales. Unas prácticas que serían denunciadas contra el sacerdote mejicano y algunos de sus seguidores durante las siguientes décadas y que forzaron, en 2006, en medio de un escándalo público, al Papa Benedicto XVI a pedirle que renunciara “a todo ministerio público y que llevase una vida retirada”.
La organización, contaminada
Pero no solo las prácticas de pederastia de Maciel representan un lado muy oscuro en la Congregación de los Legionarios de Cristo. Para muchos espectadores y analistas, “los actos de pederastia de Maciel han impregnado toda la organización”. No en vano, en 2007, tanto Maciel como su sucesor, Álvaro Corcuera, fueron citados a declarar como testigos en un juicio en el que a algunos de sus seguidores se les acusaba de abusos sexuales.
El motivo, la avanzada edad
Pero, como era de esperar, nada de esto se menciona en el homenaje que Alfa y Omega rindió ayer a una de las figuras más importantes en los últimos años de la Iglesia Católica. Firmada por el periodista Jesús Colina, la crónica afirma que “tras acusaciones de algunas personas, de las que él se declaró inocente hasta el momento de su muerte, y ante la imposibilidad de emprender un proceso canónico a causa de su avanzada edad y de su débil salud, la Santa Sede publicó un comunicado en el que se le invitaba ‘a una vida reservada’”.
Manipulación y encubrimiento
De este modo, la revista pretende dar a entender que sería la avanzada edad del fundador de la Congregación el principal factor que habría motivado su retirada obligada de todo ministerio público. Una tergiversación y visible manipulación de los hechos típica de un medio editado por el Arzobispado de Madrid, institución religiosa con claros antecedentes en el encubrimiento de delitos de pederastia, como viene informando El Plural a lo largo de estos meses.
Antecedentes
En efecto, este diario se hizo eco el pasado verano de la condena a dos años de cárcel de un vicario del barrio madrileño de Aluche por haber abusado sexualmente de un menor. Según informó este diario y la Cadena SER, el Arzobispo de Madrid, Rouco Varela, había sido informado por unas catequistas de estos hechos dos años antes. La respuesta de Rouco debió de ser fulminante: silenciamiento del caso y expulsión de las denunciantes de la parroquia a la que pertenecían en Aluche.
El Arzobispado, responsable subsidiario
Además, el Tribunal Supremo consideró al Arzobispado de Madrid responsable civil subsidiario de lo sucedido en la medida en que, según dicta el Derecho Canónico, existe la responsabilidad del Arzobispado de controlar las acciones de sus párrocos o vicarios. La indemnización a los damnificados fue de 30.000 euros.
avillena@elplural.com