En este septiembre de 2007 comenzamos un curso académico una vez más, que en este caso nos trae una ¿gran? novedad: por primera vez se va a educar en la ciudadanía. ¡Por fin! que dirían algunas personas. ¡Menos mal! opinarán otras. Y algún colectivo aún objetará a que sus hijos e hijas sean maleducados (educados en el Mal según han dicho públicamente).
Sin embargo, creo yo, el debate no es ese. Creo que educar buenos ciudadanos y ciudadanas no es un tema que pueda circunscribirse a una asignatura y a un libro de texto más o menos, tema por cierto este interesante pero que no querría que nos distrajera del principal, ¿Cómo se puede educar en valores y actitudes con base en un libro de texto?: Lo que me preocupa es que quizás estemos circunscribiendo el debate y la discusión a una asignatura, cuando de lo que se debería hablar es de los valores que inculcan todo un sistema educativo en su conjunto.
¿De que nos sirve instaurar una asignatura si todo el conjunto educativo hace unas propuestas centradas en el éxito individual y la competición por encima de cualquier otro planteamiento? ¿Qué ciudadanos y ciudadanas puede educar una escuela en la que la oferta académica deja fuera en la práctica el aprendizaje de la responsabilidad?. Es difícil aprender responsabilidad donde apenas se decide nada. Es difícil aprender cooperación donde prima la competición más o menos explicita. No se puede aprender tolerancia y respeto a la diversidad donde lo que se valora es la obtención de un grado, de una posición en un ranking (el primero de la clase??.) o mediante la inculcación de los Unicos Valores Absolutos y Verdaderos que algunos dicen poseer.
No se puede decir, en definitiva, que la escuela de hoy en día sea el lugar idóneo para aprender la construcción de mundos diferentes. En la escuela se reproducen a menudo los mecanismos de competitividad, afán de logro y éxito que nos muestra la sociedad de consumo en al que está inserta: el ?porque tu lo vales??, tradicional slogan de la empresa de cosméticos Lóreal es un leit motiv de aplicación también a lo que pasa en las aulas. Y menos aún si este debate lo llevamos a la mayoría de los colegios de los de toda la vida, con discurso de valores cristianos y educación para las elites. La creciente lógica del mercado sobre la escuela hace priorizar el conocimiento técnico, de utilidades a corto plazo mientras se va arrinconando el papel del pensamiento o de los afectos. Educar gente que piense no es rentable. Educar gente que haga si lo es, por mucho que el discurso explicito diga lo contrario.
¿Cómo educar entonces en la ciudadanía? ¿Con una sola asignatura en la que volcamos la responsabilidad de construir esos valores? ¿con una sola materia que impartirá un profesor al que le ?tocará?? ese embolado y tendrá que contrarrestar, nadando contracorriente, todo lo que el sistema enseña?
Educar en valores ciudadanos es imprescindible en nuestra sociedad Es más, es muy urgente. Pero debe ser un planteamiento global. Hace poco estuve en una charla sobre el currículo oculto en los libros de texto (de hecho, hace unas cuantas escaleras ya hable de esto). Para muestra un botón: decimos educar en y para la Paz y la convivencia??y la Historia que explicamos es la Historia de guerras, insidias y conquistas.
Reivindico pues que, al lado de la tan debatida Educación para la Ciudadanía aparezcan también Educación en la Utopía, Educación para la Curiosidad y la Pregunta, Educación para la Fantasía, Educación para el Respeto; Educación en la Sobriedad y el No Derroche; Educación en la Justa Distribución de los Recursos; Educación para la Sabiduría ??. Y no me atrevo a decir Ecuación para/en la Libertad, por si acaso a algunos les entra de nuevo el miedo.