Se trata de una carta abierta que dirige al Papa Benedicto XVI un misionero canadiense en Brasil, que se resume así: El Papa llegó a Brasil más preocupado por la ortodoxia en la doctrina de la fe, que por las venas abiertas de América Latina.
«En el avión que te traía al Brasil has condenado, una vez más, la teología de la liberación como un falso milenarismo y una mezcla errónea entre Iglesia y política». He quedado profundamente heridooy me he sentido insatisfecho por tus palabras. Ya había leído, y releído, las dos instrucciones que el ex-cardenal Ratzinger había publicado sobre esa teología; alli la describes como un espantapájaros que no representa nada en mi vivencia y convicciones. Yo no he necesitado leer a Karl Marx para descubrir la opción por los pobres.
La teología de la liberación no es una doctrina o una teoría; es una manera de vivir el evangelio en la proximidad y la solidaridad con las personas excluidas y empobrecidas. Somos decenas de miles de laicos, laicas, religiosas, religiosos y sacerdotes de todas partes del mundo que han dado su vida por ellos a los que condenas. Ser discípulo de Jesús es imitarle y actuar como él actuó.
Viví la dictadura de Pinochet en Chile, en una Iglesia guiada por un pastor excepcional, el cardenal Raúl Silva Enríquez. Bajo su gobierno, acompañamos a un pueblo asustado, atemorizado por militares fascistas católicos que pretendían defender la civilización cristiana occidental torturando, secuestrando, haciendo desaparecer y asesinando…
También consagré esos años a leer la Biblia con la gente de los barrios populares y centenares de personas descubrieron así la Palabra de Dios que les ofrecía enfrentar la opresión con fe y valor: yo estaba convencido de que Dios les acompañaba. Organicé comedores populares y talleres artesanos para permitir que antiguos prisioneros políticos reencontraran un lugar en la sociedad…Soñábamos juntos la libertad…
Querido Benito, te suplico cambies tu mirada. No tienes la esclusiva del Soplo divino: es toda la comunidad eclesial la que se encuentra animada por el Espíritu de Jesús. Te lo pido, arrincona tus condenas; tú serás juzgado por el ?nico autorizado a clasificarnos a la derecha o a la izquierda, y sabes tanto como yo que nuestro juicio se hará sobre el amor.
Fraternalmente