Son muchas las personas que no son ni creyentes ni increyentes. Sencillamente se han instalado en una forma de vida en la que no puede aparecer la pregunta por el sentido último de la existencia. Más que de increencia deberíamos hablar en estos casos de una falta de condiciones indispensables para que la persona pueda adoptar una postura creyente o increyente. … Ver noticia …
Domingo 4 de diciembre, 2 Adviento – A (Mateo 3,1-12): Sin caminos hacia Dios -- José A. Pagola
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