Lecturas
Is 35,1-6a.10: Dios en persona los salvará
Salmo responsorial 145: Ven, Señor, a salvarnos.
St 5,7-10: Tengan paciencia, hasta la venida del Señor
Mt 11,2-11: No ha surgido aún de mujer alguien mayor que Juan el Bautista
Nos narra Gn 1,1 que al principio todo era caos, no había vida. El profeta Isaías prácticamente compara al pueblo de Israel con esa misma situación. En el momento en que Isaías escribe el horizonte de la comunidad judía era de caos, de no vida. Ante un panorama tan negativo, el profeta, hombre tocado por el Espíritu, tiene la misión de generar vida.
Así como en el Génesis, del caos se va pasando a la armonía y hermosura de la creación, así el profeta va despertando el entusiasmo de los desterrados poniendo delante de ellos las imágenes más atractivas de la naturaleza. El destierro es el caos en el cual han tenido que enfrentar la realidad de muerte, y de allí volverán a salir a la vida. El Dios, que del caos creó el cosmos, volverá a actuar una nueva creación; no cabe duda de que su poder es incomparable.
Tal vez el pueblo ha tenido que enfrentar el desafío de un Marduk, dios de Mesopotamia, prácticamente erigido por encima de YHWH; sin embargo, el poder del Dios de Israel no se mide por la fuerza ni por la dominación; se mide sobre todo por su amor y su misericordia. Los israelitas podrán estar tranquilos, porque en la nueva creación, quien estará el frente de todo será el mismo Dios que creó cielos y tierra y que un día hizo opción por lo más débil: los antepasados de Israel cuando estaban sometidos a la servidumbre en Egipto.
Desde la cárcel Juan envía unos mensajeros para que interroguen a Jesús: “eres tú o tenemos que esperar a otro”? La pregunta recoge no sólo la inquietud de Juan, sino también las inquietudes e interrogantes de todos los que en Israel esperaron y siguen esperando al Mesías. A lo largo del tiempo se había tejido todo tipo de descripciones y características ideales sobre el Mesías, no sólo en cuanto al evento mismo de su llegada, sino en cuanto a su misma misión. Esto dio para que muchos charlatanes se atribuyeran el título de mesías, propiciando así los naturales desconciertos entre la gente.
Muy seguramente en la mentalidad de Juan el Mesías debía ser ante el protagonista del “día de YHWH”, del “día de la ira de Dios”. Las imágenes del “bieldo en el arado”, “el hacha en los árboles” que utiliza Juan, reflejan esa expectativa o esa imagen “justiciera” que se tenía del Mesías, lo cual marca completamente la predicación joanea. Con todo, la presencia de Jesús y el estilo de llevar adelante su misión, desconciertan a Juan y sus seguidores: ¿Dónde están esos signos de Jesús que hacen sentir el “día terrible de YHWH”? ¿No tenía que estar cortando de raíz el mal y los malhechores? Consideremos también en la pregunta de Juan, la situación de sus discípulos y de los discípulos de Jesús confrontados en la primera del cristianismo.
La respuesta de Jesús da a entender hasta qué punto él ha asimilado y en qué medida asume el compromiso mesiánico. Sin nos fijamos bien, antes del relato que escuchamos hoy, están todos los presupuestos o todas las bases sobre las cuales Jesús fundamenta su misión. En el cap. 4 nos encontramos con las alternativas más tentadoras que podían haber “facilitado” su misión, es lo que llamamos “las tentaciones de Jesús”. Una vez hecho su discernimiento y haberse decidido por el camino que escogió, Jesús prefiere no estar solo; por eso se rodea de unos cuantos para que estén con él, para irlos formando, para transmitirles poco a poco el espíritu de esta su misión. Pero lo que en el engranaje narrativo de Mateo representa el punto de arranque definitivo de la misión de Jesús es justamente la explicitación pública de su programa de vida, de su proyecto como Mesías: ahí está el discurso de la montaña; en él recoge Jesús lo específico de su tarea como enviado y a ese proyecto dedica su vida, cierto que de un modo muy diverso a la manera como Juan lo estaba anunciado y como el resto de la gente lo esperaba. Luego, era apenas lógico que Juan se inquietara.
Juan sabe que estando en la cárcel cualquier cosa puede suceder. La situación en que se encuentra no es gratuita, es consecuencia de la misma actividad profética en la que ha tenido que anunciar y la mismo tiempo denunciar. ¿Será que el Mesías a quien él le ha preparado el camino estará en grado de continuar su obra? ¿Valió la pena desgastar su vida en este trabajo de precursor? ¿No habrá perdido su tiempo?
El interrogante de Juan es también para nosotros un motivo para confrontar nuestra vida de fe y nuestra actividad evangelizadora. “¿Eres tú”? El Jesús que nos mueve y el que anunciamos, ¿es el verdadero Jesús del Evangelio, el Jesús-imagen del Padre? O ¿hemos concebido a Jesús como el mesías de la “ira divina” y por lo tanto lo anunciamos como a un justiciero? Al acercarnos a la Navidad abramos el corazón y la mente a ese Dios hecho Niño que ya en su mismo nacimiento manifiesta el anonadamiento, el amor, la misericordia.
El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 45 de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil, titulado «Una pregunta desde la cárcel». El guión del texto, y su comentario, puede ser tomado de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1200045 Puede ser escuchado aquí:
Para la revisión de vida
– Detengámonos un momento en nuestro camino de evangelizadores y tratemos de configurar de nuevo en nuestra vida la imagen de Jesús: ¿coincide esa imagen con la que nos revelan los evangelios? Preguntémonos: “eres tú, o debemos replantearnos tu imagen?
Para la reunión de grupo
– Leamos detenidamente el evangelio de hoy e intentemos hacer un esbozo de la figura de Juan como hombre y como profeta: ¿qué puntos comunes y qué puntos diversos tenemos nosotros con la figura de Juan?
– Retomemos la respuesta de Jesús a los mensajeros de Juan, ¿cuáles son los signos del reino que dan sentido salvífico y liberador a nuestras obras apostólicas?
Para la oración de los fieles
— Por los que viven sin esperanza o en tristeza, para que la venida de Cristo Salvador los llene de fortaleza y de alegría. Roguemos al Señor.
– Por nuestros grupos y comunidades, para que a pesar de las dificultades e injusticias que enfrentamos cada día, seamos capaces de sembrar esperanza y luchar con entusiasmo evangélico por un mundo mejor. Roguemos al Señor.
– Por los que hemos sido llamados a trabajar de manera directa en el anuncio del Evangelio, para que el Jesús que predicamos sea el que realmente vivimos y seguimos. Roguemos al Señor.
– Por todas las iglesias que confiesan su fe en Jesús, para que más allá de los intereses de grupo sepamos poner todos nuestros esfuerzos a favor de la paz, la unidad y la fraternidad. Roguemos…
Oración comunitaria
Padre bueno, al acercarnos a la celebración de la fiesta entrañable de la Navidad te pedimos que acrecientes nuestra esperanza, para que nunca desistamos del esfuerzo por crear un mundo en el que el amor sea posible. Nosotros te lo pedimos por Jesús de Nazaret, hijo tuyo y hermano nuestro, cuyo nacimiento nos aprestamos a celebrar. Amén