Enviado a la página web de Redes Cristianas
Desoír las alertas científicas, falta de concienciación y compromiso, prevalencia de los intereses
económicos, acuerdos de mínimos, demora en las medidas a tomar, aplazamientos de las
negociaciones, tímidos avances, declaraciones altisonantes e incumplimientos y un largo etcétera
de decepciones conforman la repetitiva historia de las casi treinta cumbres de las Naciones
Desunidas sobre el cambio climático. Decepcionantes cumbres entre el sí quiero, pero ya
veremos, sin que los gobernantes del mundo se pongan de acuerdo para prevenir el desastre.
Ahora bien, sería fácil volcar todas las culpas en los dirigentes, más o menos sensibilizados, y
eximir de responsabilidad al propio sistema de producción y consumo desaforados en el que todos
estamos implicados, en mayor o menor medida. No es fácil renunciar al placer y bienestar que nos
brinda el progreso propiciado por este sistema depredador, pero no estaría bien que el egoísmo
de unas pocas generaciones acabara destruyendo la vida futura en este paraíso natural que
hemos heredado impoluto de nuestros ancestros.
/ Antoñán del Valle (León)