Culto al nuevo líder católico -- Pedro Serrano Martínez

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Cuando una persona es elevada a un rango superior, inmediatamente se observa una actitud servil en sus subordinados que, en ocasiones, puede llegar a provocar arcadas. Pues bien, esto mismo parece estar sucediendo con el recién elegido Papa Francisco I; pues nada más ser nombrado jefe supremo de la Iglesia Católica comenzaron a producirse hacia su persona los rendibúes y la exaltación de sus obras y virtudes hasta ese momento desconocidas, inexistentes o no muy diferentes a las del resto de los mortales.

Claro que, dada la categoría que los fieles cristianos conceden al líder de la Iglesia Católica llamándole Santo Padre y atribuyéndole infalibilidad cuando define doctrinas de fe, no me sorprende que se apresuren a magnificar sus obras y virtudes, y no me extrañaría que pronto también sus milagros. Incluso algunos ya se atreven a considerarlo un revolucionario dentro la Iglesia. ¡Qué ilusos! Echen un vistazo a la historia y verán.

Valladolid

La única revolución que ha habido en esta organización religiosa ha sido la que llevó a cabo Jesucristo hace más de 2000 años, después muchos pasajes oscuros, demasiadas miradas hacia otro lado y alianzas con los poderosos. Eso sí, nunca es tarde y ojalá la Iglesia Católica algún día sea capaz de hacer la ineludible revolución que le permita ser coherente con los principios que inspiraron el verdadero pensamiento cristiano.