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Enviado a Diario Córdoba 21-03-2020
Cuando todo pase deberíamos haber aprendido algunas cosas:
-La importancia de lo público.
Qué hubiera sido de nosotros en esta crisis dejados a las iniciativas de lo privado, de la mano de un capitalismo liberal que, como reza el lema de Trump, pone en el centro de atención su propio ombligo (America first). Este señor ha demostrado un egoismo despiadado al encargar hacer una vacuna a un laboratorio alemán “sólo para América” y ha dado una muestra más de racismo al hablar de ese virus “chino”.
Si hay algo que me guste de este virus es que es sumamente democrático y no distingue entre países ni entre ciudadanos. El virus es una amenaza colectiva que espera una respuesta colectiva no solo a nivel nacional, sino internacional. La ONU tendría que refundarse y llegar a ser ese gobierno mundial en el que se mire en todo momento el bien de cada pais, especialmente de los más pobres. Una utopía que viene siendo frenada por aquellos paises que tienen derecho a veto en este organismo.
-La importancia de la Sanidad pública española.
Esta Sanidad –tantas veces incomprensiblemente denostada–, que está haciendo frente a una situación tsunámica con una ejemplaridad impresionante. Una sanidad que ha sido recortada gravemente en los últimos años en favor de la privada. Una sanidad que deberíamos apreciar mucho más utilizándola solo cuando sea necesario.
-La importancia de la investigación.
La investigación ha sufrido grandes recortes en los últimos tiempos, y se ha mantenido gracias al voluntarismo de sus miembros que actúan más por vocación que por profesión. Tengo una hija en Madrid que ha sido becaria de doctorado cobrando unos 1.000 euros netos mensuales. ¿Se puede vivir con esto en Madrid si no se tiene pareja con empleo o si no se tienen unos padres que suplan lo que falta? Muchos de nuestros jóvenes pueden desanimarse, rompiendo la cadena de una investigación sumamente necesaria para el futuro, sin la que el motor de cualquier país se ralentiza y su desarrollo se hipoteca.
-La importancia de centrarse en lo importante.
Los partidos politicos deberían centrar su interés en lo importante en todo momento, que no es otra cosa que el bien del pueblo y no el bien del partido. “Yo me opongo, ¿de qué se trata?”. Con frecuencia, esta ha sido la norma principal e los partidos. “El adversario politico es siempre malo y cuando bueno, llega tarde”. Este modo de actuar refleja una inmadurez de los partidos, propia de adolescentes narcisistas. Cuando un partido mira más su propio interés que el del pueblo, la democracia se subvierte y erosiona hasta el punto de que la gente pierde el interés en las instituciones democráticas, las únicas que, en una circunstancia como esta, pueden salvarnos.
-La importancia de ser europeo.
Si algo que claro también es la importancia de ser europeo y la necesidad de ir hacia una Europa mucho más unida en la que los nacionalismos vengan a menos, con un gobierno único que mire por el bien de todos, dando prioridad a los paises menos desarrollados. Sin Europa, nuestra situación sería mucho más terrible, desamparados y abandonados a la especulación de los mercados, que nos decían que se regulaban a sí mismos, pero que están desregulando la economía mundial.
-La importancia de volver a valorar eso de los que hemos estado privados.
Gracias al coronavirus hemos descubierto la importancia de hablar con el vecino, de saludarlo, de darle un abrazo o un beso a la persona querida, de moverse con libertad, disfrutando del sol y de los pequeños detalles de la vida diaria, los únicos que pueden hacernos felices de verdad.
Cuando todo esto pase, no habrá pasado todo. Habrá que hacer que, al menos, algo de lo dicho se haga realidad para comenzar un nuevo estilo de vida mucho más solidario a nivel individual, colectivo, nacional e internacional.