En un pueblo de Ardèche
Me invitaron a Saint-Michel-de-Chabrillanoux, municipio perdido en las montañas, de la FSU (Fédération syndicale unitaire de l?Ardèche).
Un sindicato que no tiene nada que ver con la Iglesia, pero que se arriesgó a invitarme. Hubo dos debates y dos conciertos. ¡Afortunadamente a mí me han programado para los debates!
Llegué en el TGV (tren de alta velocidad) a Valence, una mujer desconocida me recogió en su coche y me a las montañas. No tardó en plantearme sus preguntas y sus dudas: « ¿Es usted feliz de creer? ¿Y la vida después de la muerte? La resurrección de Jesús no puede ser cierta. ¿Qué opina, yo no soy creyente sino que estoy buscando?
Sabiendo que quedaba una hora de coche, ya me sentía cansado.
« Usted está buscando, le repliqué, y por tanto está en camino. Yo que conozco la alegría de creer, tal vez no esté buscando ya suficientemente ».
En Saint-Michel-de-Chabrillanoux, hay una iglesia católica en el extremo del pueblo, y una iglesia protestante de idéntico volumen, en el otro extremo. Esta región vivió durante mucho tiempo las duras rivalidades entre católicos y protestantes. En el centro del pueblo, en la plaza, hay un bar. Es un lugar de vida. Sin dudar, entro para saludar a la gente.
En una larga mesa, se presentan los platos del país y productos de la viña. Es la abundancia de la fiesta. Cada uno se sirve y va a sentarse a la mesa con otros.
La fiesta deja paso luego a las intervenciones que tratan de la mundialización salvaje, el lugar del continente africano, la política francesa de inmigración. Existe un colectivo « Désert rebelle ?desierto rebelde-» que milita por una cultura equitativa. Muchos tienen vínculos con África y comparten su experiencia.
Un periodista me confiesa « Aquí, todos pensáis lo mismo. No hay lugar para la contestación ».
Y le respondo: « ¡Mejor así! Es un descanso. »
Encuentro en Lisboa
Es el 17º encuentro de las Redes Europeas Iglesias y Libertades. Cristianos venidos de diferentes países de Europa que aprendieron por experiencia que el mundo actual se construye rebasando las fronteras: las fronteras culturales, políticas, religiosas, geográficas, históricas… Admiré a estos cristianos modelados por la apertura y el intercambio, que tienen a la humanidad por horizonte.
Signo de apertura, me pidieron en seguida que constituyeses un taller sobre África. Los lazos son múltiples entre Europa y África. Hay situaciones intolerables como las de Darfur. Es preciso hacer propuestas de información y de acción en el ámbito de las instituciones europeas.
En África se dan acciones valientes llevadas a cabo por cristianos, religiosos-as, obispos que se comprometen por la justicia. También documentos entre los cuales algunos son proféticos. La información ha de darse a conocer.
Yo tenía que hablar con una mujer portuguesa sobre ?El pueblo de Dios en un mundo en movimiento ».
Tuve la suerte de tener delante de mí a cristianos en libertad, que encuentran en su camino a personas de todos horizontes. Vivencian la experiencia decisiva que Jesús vivió. El hombre de Nazaret se encontró con gentes que, dentro del marco de la Ley, nunca habrían tenido la suerte de encontrar a Dios.
En el convento de los dominicos de Lisboa, la Eucaristía clausura el encuentro. Una eucaristía de Pentecostés, con ritmos africanos, en la que cada una y cada uno pudo tomar la palabra en su idioma.