Cristianismo y Comunidad -- Iordi Bisbe i Fábregas

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Somos Iglesia Andalucía

Comunidad de base.jpgHay Confesiones cristianas con ?Papa?? ?la católica- y las hay sin ?Papa??: los ortodoxos, los protestantes, los episcopalianos, los anglicanos, los metodistas?? Con independencia del papado se diferencian en las doctrinas que profesan. En los dogmas que imponen.
Los dogmas separan y disgregan a los creyentes en Jesús. Y la ortodoxia, junto con la organización y la liturgia borran el fundamental mensaje de Jesús de Nazaret: EL SERVICIO AL MUNDO, A LA SOCIEDAD, AL HERMANO, sobre todo al desvalido, al marginal y al pobre. El servicio humanitario, no la creencia, es la esencia del mensaje de Jesús.

Este servicio, enseñado y realizado por Jesús como pilar fundamental, tiene fuertes exigencias: se realizará en un plano de igualdad. Entre iguales y adultos. Sin detentadores del poder. Sin connotaciones paternalistas. Y estas condiciones sólo se dan en auténticas

COMUNIDADES de Jesús.

Curiosamente hablamos de ?comunidades?? para referirnos a las distintas confesiones. Para denominar a creyentes de un mismo territorio. Es un recuerdo del primitivo cristianismo. Una ensoñación. ¿Una utopía inalcanzable? Ciertamente no.

Hablemos del catolicismo, que conocemos más. ¿Podemos decir que diócesis y parroquias son comunidades? Ciertamente no. Más bien son divisiones territoriales para hacer efectivo el poder central, perfectamente jerarquizado. Heredadas del Imperio Romano, con demostrada eficacia en orden a la unidad del poder uniformador. Queda bonito lo de ?comunidad parroquial??. Pero es falso. El párroco ni es elegido. Ni representa a la feligresía ante la autoridad superior. Es una autoridad subordinada. El vicario del obispo, el responsable, el maestro, el director, el presidente.

La parroquia no es comunidad humana, ni tan siquiera litúrgica. La organización está dividida en dos estamentos: el de los consagrados y el de los laicos. Poderosos pastores y sumisas ovejas. Maestros y doctrinos. Enseñantes y aprendices. Pura verticalidad, sin horizontalidad alguna. De imposible democracia. No hay ni comunidad de vida, ni de acción, ni de resolución. Tampoco de sentimientos y de libres pensamientos. Y si el pensamiento no es libre, no es humano. Ni sirve para desarrollar la personalidad.

Sin embargo hoy el hombre precisa vivir en COMUNIDAD. Porque está solo y perdido en la inmensa conurbación universal. Por eso políticamente cada vez tiene más importancia la región, el municipio, el barrio, la asociación.

Como en tantas cosas, Jesús y su mensaje mantienen la vigencia a lo largo de los milenios. El Maestro no fundó religión alguna en el sentido clásico. Con creencias y moral impuestas. Aconsejó una norma de vida para el desarrollo y felicidad del humano, en comunidad. Según la voluntad del Padre Creador. Para eso vivió Jesús entre nosotros. Para experimentar un modo nuevo de comportarse unos con otros. Y la novedad de amar a Dios, al Padre, amando a sus hijos y hermanos nuestros. El Padre no precisa nuestro amor, ni nuestro culto. El hermano sí.

Jesús no quiso que nos relacionásemos individualmente con el Padre, sino en Comunidad de afectos y servicios. Entre iguales. ?El Padre nuestro??, como invocación colectiva, sólo podemos recitarla en comunidad.

Jesús experimentó el poder como máximo deshumanizador. Lo condenó. Lo rehuyó. Lo transformó en servicio dentro de la Comunidad. Lo padeció. Los poderosos de este mundo, religiosos y civiles, lo asesinaron, porque desestabilizó su poder. Por eso las Comunidades de Jesús son de iguales y quien preside es quien más sirve a los hermanos.