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La actual crisis económica, una más del sistema capitalista, entre otras cosas, está poniendo de relieve, que la realidad Social continúa cimentada sobre: el EGOÍSMO de los que tienen (dinero, bienes, empleo, comodidad) y, el ABANDONO de millones de seres humanos, de toda edad y condición; quienes, por circunstancias ajenas a su voluntad, en su mayoría, se ven abocados al empobrecimiento, a la soledad, a la rabia o a la impotencia.
*EGOÍSMO. Esta es la actitud clave en todo grupo humano ‘numeroso’. Lo cual no ocurre en las pequeñas sociedades ágrafas que aún existen en el planeta.
En las sociedades complejas o civilizadas, los grupos dirigentes y los más espabilados acaparan las fuentes de ingresos, valiéndose de cualquier medio, desde los más lícitos a los más perversos; aunque todos ellos emanan de una base injusta.
En general, se acepta esta situación como algo normal, y todo el mundo corre (estudia, trabaja, negocia, soborna, engaña, roba, asesina) para obtener el mejor estatus posible.
Es decir, en la mentalidad mayoritaria, se piensa que tal logro es un merecido éxito o recompensa al esfuerzo personal. Y esta es la gran mistificación o engaño que todos, en general, venimos asimilando durante siglos. Añadamos a esto, el familismo amoral, el círculo de amigachos; todos, tan proclives a la práctica del ‘enchufismo’, del ‘beneficio particular’ y, de la ‘corrupción’ cuando se maneja más dinero. Es decir, ni el nepotismo ni el clientelismo han sido borrados de las sociedades democráticas.
La gran verdad a tener en cuenta, es que nadie, absolutamente nadie, puede decir que sus bienes o ingresos son fruto exclusivo de su sudor personal o de sus méritos profesionales. Evidentemente, hay una parte de trabajo o esfuerzo personal; pero, si los demás no existieran o le dieran la espalda a uno, todo individuo se moriría de hambre o de pena. Por ejemplo, en los deportes minoritarios, hay gente con potencialidades muy superiores a Messi, pero ‘don dinero’ ha escogido el fútbol.
*ABANDONO. La naturaleza, bien llevada, permite satisfacer las necesidades de todos. Pero, la codicia de unos, apresurándose por acaparar el máximo de bienes y dinero sin reparar en las consecuencias, es la gran causante del empobrecimiento de tanta gente y, de la marginación de quienes no saben o no pueden sacar ‘panes de las piedras’.
Las Constituciones o Valores fundamentales de una Sociedad resultan papel mojado ante la maraña de leyes y procedimientos, que los corruptos y malvados han sabido propiciar e interpretar a fin de minimizar o exculpar a tanto ladrón y homicida que pululan por los cargos de las instituciones públicas y de las empresas privadas. Demasiada solemnidad en declarar ‘derechos y obligaciones’ para todos, y cuando contemplas tanto dolor, sufrimiento o exclusión, no queda más remedio que sentenciar: el Estado y la Sociedad, en general, es una farsa y una gran mentira’. Porque, comida, vestido, casa, sanidad, escuela y tareas socio-económicas sobran.
No se trata de ‘dar’ o ‘regalar’ las cosas a los empobrecidos. Pero tampoco, la de anteponer el ‘beneficio’ para construir algo. Es cuestión de invertir los términos: en primer lugar, se pone a trabajar a todo ciudadano; en segundo lugar, se establece el ‘coste, el salario y el beneficio’ adecuados a la realidad. Lo que viene haciendo la mayoría de la humanidad durante milenios.
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**Si esta síntesis es real, ahora la pregunta es metodológica: ‘Cómo actuar para desbrozar una vía a la esperanza’.
1.- Lo primordial es abrir los ojos a la gente, concienciar, sin trampas ni demagogias. Sin partidarios no se puede construir una ‘ciudad nueva’. Lejos de líderes embaucadores que sólo sirven a intereses de minorías. Empoderando a la población, tratando de construir un liderazgo compartido, donde todo y todos estemos sujetos a la responsabilidad y transparencia, con un ‘proyecto político’ coherente que defienda tanto la libertad personal como el bien común, los derechos como las obligaciones –desde el nivel local de barrio hasta una fraternal sociedad de naciones y estados-. Sin esto, nunca llegaremos a un ‘mundo nuevo’. A la vista está. Todo edificio requiere para ser levantado: colaboración, coordinación y satisfacción.
2.-Lo segundo, coordinar y supervisar todo ese ‘voluntariado’ en favor de los marginados y excluidos; a fin de que ese tiempo, esos bienes y dinero resulten ‘efectivos’ y ‘eficientes’. Tratando de no caer, ni limitarse a un asistencialismo paternalista o a una beneficencia caritativa que pide a los poderosos y a los ricos para devolver una mísera limosna a sus víctimas, empobrecidas mediante la opresión y explotación legalizada.
Fomentando, por tanto, en los ‘marginados’ una actitud positiva y activa de comprender su situación para retomar su vida a niveles de plena ciudadanía.
3.-Lo siguiente, cuestionar a todo gobierno, institución y organización cuya actividad repercuta en los derechos humanos: sustento, salud, educación, etc.
a) Cuestionemos: ‘Todo ciudadano debe poder vivir conforme a un ingreso suficiente’.
Si España es un país ‘endeudado’; entonces, ¿todos? los españoles dispondremos de menos cosas que los alemanes o los noruegos. ¿Y es imprescindible empeorar la Sanidad y la Educación públicas? … Pero, ¿no somos una ‘Nación solidaria? … ¡Ah, sólo en caso de guerra! En tiempos de paz, los de arriba necesitan vivir ricamente con el sudor de los de abajo. ¿…?
La población no tiene la culpa de la actual crisis financiera, orquestada a propósito para ir desmantelando el ‘Estado de bienestar’; pues ahora, nuestros sabios dirigentes “político-tenócrata-empresariales” han caído en la cuenta de que sobran cientos de miles de pequeñas y medianas empresas; y, que para competir con los grandes gigantes de la economía mundial, la única solución posible consista en rebajar los salarios hasta un ¿50 o un 70 %? O, ¿hasta cobrar y trabajar como los chinos?
Si esta es la nueva realidad, el derrumbe del bienestar; fundamentalmente, eso es achacable a la incompetencia o desvergüenza de tantos mandamases. Lo grave, entonces, no es verse forzado a vivir con menos; sino, que los causantes de la ruina aumenten sus ingresos, como siempre a costa de los demás; exigiendo a toda prisa, de quienes contribuyen y trabajan de verdad, que se aprieten el cinturón cada vez que ellos decidan. Siendo nuestros administradores no dan explicación de nada. Y como salida, proponen que todo el mundo sea ‘autónomo’ o monte su propia empresa. En definitiva, la ‘ley de la selva’. En esto consiste la sorprendente política económica ‘neoliberal’ a nivel mundial. Por eso, los más miedicas y egoístas corren a engrosar las filas de los partidos xenófobos y ultranacionalistas.
Con la que está cayendo y la Inmigración no cesa. ¡Cómo estarán allá!
Al inmigrante, si decide quedarse un tiempo, se le leen los ‘Derechos y Libertades fundamentales’ para que los disfrute y se comprometa a respetarlos. A continuación, se le facilita la documentación pertinente para residir, desplazarse y trabajar. Si no obtiene trabajo, en un periodo prudencial, en un lugar, y nadie se ofrece para acogerlo ‘apadrinándolo’ o ‘tutorizándolo’; entonces, tendría que seguir su camino hacia otra localidad, en busca de un trabajo.
Esto es fácil, cuando se trata de un número reducido de personas. En cambio, si la afluencia es masiva y continua, resulta un problema de toda la ‘Unión Europea’; la cual, debe dar respuesta rápida, clara y conforme a los derechos humanos. Recordando que Europa va envejeciendo, que buena parte de su bienestar o riqueza procede de ahí, del tercer Mundo; que en su historia no lejana, también hubo muchos millones de emigrantes forzosos, a todas partes.
A los gobiernos conviene insistirles, que ellos no tienen la ‘legitimidad’ para adoptar políticas injustas e inhumanas, pues sólo les votan, aproximadamente, un 30% del electorado. Y, que están obligados, por su cargo, al cumplimiento de los ‘Derechos humanos’.
La aprobación de leyes de carácter ‘orgánico’ o de repercusión general debiera hacerse, no por mayoría absoluta de diputados; sino, por mayoría de diputados que reúnan el voto de la mayoría absoluta de electores. Ya está bien de ser toreados por partidos en el poder que sólo representan y sirven a una minoría; mayoritaria, sí, pero minoría frente al conjunto de electores.
El trabajar es un ‘deber’. Si no hay trabajo para todos, pues se procura compartir. Y si sobramos gente, ver cómo organizar la emigración forzosa laboral; si es que la coyuntura económica está para migraciones.
Y como el Estado funciona a base de impuestos y tributos, léanse la Constitución en lugar de echar mano a temores y amenazas. Concretar, de una vez por todas, un sistema recaudatorio transparente y equitativo, evitando discriminaciones y privilegios innecesarios. ¿Por qué no?
Entre tanto, nadie, ni militar, ni policía, ni funcionario civil ni vecino de arriba o de abajo, debiera manifestar abiertamente el ¡viva España, la Constitución, los Derechos humanos!, mientras un solo ser humano demande trabajo, vivienda o algo esencial para la vida.
b) Sigamos cuestionando: ´’Papel de los gobiernos ante la marginación que sufre y padece tanta población –nativa e inmigrante-‘.
Cuando ocurre un desastre, los servicios competentes entran en acción de forma inmediata, como debe ser. Sin embargo, los ‘servicios sociales’, también obligados por ley a actuar, tradicionalmente, andan escasos de personal contratado y, de políticas serias dispuestas a erradicar las ‘carencias’ y esa gama de conductas ‘antisociales’ que en tantos barrios y colectivos problemáticos se vienen dando, como sabemos por las continuas noticias informativas y/o por sufrirlo en propia carne.
Si todo el mundo tuviera su salario, los profesionales de la ‘intervención social’ podrían actuar con toda esa serie de colectivos con dificultades, ayudándoles a ‘desarrollarse como personas’ e ‘integrarse’ en las tareas y obligaciones sociales.
Gracias a esta labor, muchas personas dejarían de sufrir (agresiones, robos, depresiones, destrozos, etc.) y se reduciría el gasto correspondiente en los distintos órganos judiciales, de seguridad, penitenciarios, sanitarios, etc.; con lo cual se ahorraría un pastón, quedando algo para otros fines más necesarios. ¿Verdad?
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***De no ir por este camino … ¿Existe otro mejor? …
¿Nos quedamos hablando, año tras año, del empobrecimiento y exclusión de buena parte de la población? Ya en 1.985, se constataba un índice de pobreza en España, del 25%; del 11% en la Comunidad E. Europea y en el Tercer Mundo …demasiada miseria.
¿Nos volvemos a las trincheras de un partidismo excluyente; más preocupado por ocupar las poltronas del poder que por dar solución a los problemas?
¿O perdemos la paciencia y nos vamos a tomar la calle … ¡a las barricadas! … ¿como en Egipto y Siria? …
Sí, los ‘malos’ serán los de la ‘derecha egoísta’, pero … ¿las organizaciones de la izquierda democrática y solidaria, las ong´s, … podemos hacer algo más que descalificar y protestar? …
O, como diría Albert Einstein: ‘si siempre hacemos lo mismo, cómo vamos a esperar resultados diferentes’.
Evidentemente, cada organización debe realizar sus funciones y tareas. No obstante, a nivel interno, conviene revisar sus objetivos y sus métodos, conforme a la ‘realidad’; no, a una visión ideológica sesgada. Y, a nivel externo: cómo potenciar la ‘colaboración’ y la ‘coordinación’ con las demás organizaciones democráticas; en un marco de ‘transparencia’ y de ‘responsabilidad’ efectivos.
Medio siglo, más o menos, de ‘cuasi democracia’ en Occidente y, una nueva gran crisis económica nos desconcierta. Para no repetir los errores del pasado, sólo cabe una respuesta inteligente, cohesionada y fraterna.
¡Veremos, cuán preparados y dispuestos estamos!