Enviado a la página web de Redes Cristianas
Llueve sobre mojado en mi alma encinta
un doloroso vaho somnoliento
recorre esta ciudad desperezada
el bello y turbio ángel de alborada.
Desde el confinamiento veo algunos
presos que se despresan en la calle
bajo el húmedo aura de la aurora
melancólica y desamparada.
Yo me despierto poco a poco y pienso
en la gente atrapada aún en su casa
y en su casa atrapada por la niebla.
Un buen día saldremos a este mundo
tan bello y tan siniestro variopinto
y otro día saldremos de esta vida
camino de una eternidad sin tiempo
camino de una eternidad sin dueño
camino de una eternidad sin riesgo.
(Que el riesgo es es rasgo de este mundo).