Cerca de la Plaza de la Concorde, en una hermosa mansión, una delegación de sin-papeles es recibida por el Mediador de la República. Junto a él se encuentra su director de gabinete y el secretario general del Tribunal de Apelación de París. Es la primera vez que entro en este sitio. ¡Descubro lo que puede ser el papel de un mediador!
Las dos horas, no se me hacen largas. El Mediador es un hombre que pone cómoda a la gente, sabe escuchar y decir lo que va a hacer.
Los expedientes están atascados, tanto en la prefectura de Lille como en la de París. El mediador promete intervenir para que los expedientes puedan ser aceptados y reexaminados sobre la base del criterio laboral.
Los delegados de los sin-papeles pueden reunirse con el Mediador cuando lo deseen: les acogerán.
Después del encuentro, vamos a tomar algo a un café cercano. Los delegados están encantados. Por primera vez, sienten que les reconoce y les toma en serio un alto cargo: « ¡te entran ganas de volver a verle!»