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La propuesta de prohibir que las personas duerman en la calle ha abierto un debate y ha hecho que recobre actualidad el acto que celebramos hace unos días. El pasado 17 de abril celebramos Qué se sueña en una acera, un acto de sensibilización sobre personas que viven en situación de calle. Como entonces, hacemos un llamamiento a medios de comunicación y a la sociedad civil en general a entablar un debate sosegado sobre un problema tan complejo.
Consideramos el sinhogarismo un problema de derechos, no de pura estética o de orden público. Por eso los albergues no dejan de ser una solución temporal que no garantiza la intimidad ni las propiedades de la gente. Además, para prohibir que la gente duerma en la calle habría que cambiar la Constitución y el Código Penal.
No existen suficientes plazas de albergue durante todo el año para las 2.000 personas que no tienen una vivienda estable. En la campaña del frío, en invierno, se habilitaron 543 plazas adicionales a las 1.517 de la red estable. Durante ese periodo se llenó el 90% de las plazas, lo que demuestra que la gente no duerme en la calle por gusto, aunque hay personas en situación de calle que se nieguen a dormir en albergues. Así lo reconoce el propio Foro Técnico Local de Personas Sin Hogar del Ayuntamiento, integrado por quienes gestionan la red de recursos municipales, entidades privadas que trabajan con personas sin hogar y representantes de partidos.
Hay unas 40.000 personas sin hogar en España, según distintas organizaciones sociales que trabajamos en red contra el sinhogarismo. Esta cifra contrasta con las 23.000 que calculó en 2012 el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esa encuesta sólo tuvo en consideración a personas mayores de 18 años que acuden a los centros con servicios de alojamiento o de restauración, y en municipios mayores de 20.000 habitantes. Esto dejaba fuera a las personas que no utilizan esos recursos y a personas que duermen en viviendas inestables: chabolas, asentamientos o casas ocupadas.
La presencia de personas que duermen en la calle crea problemas de convivencia con comerciantes y vecinos por el uso inadecuado del espacio público. Esto incrementa la soledad de las personas.
?Están ahí porque quieren?? es uno de los tópicos más repetidos sobre personas que en realidad acaban en situación de calle después de un proceso en el que se suelen acumular una mala separación, una depresión, enfermedades, accidentes, un desahucio, deudas, adicciones y otras vivencias traumáticas. Por otra parte, dormir en la calle suele producir alcoholismo, drogadicción y enfermedades de salud mental que desarrollan para soportar esa realidad. La red de recursos públicos cubre necesidades básicas como un techo, comida, higiene básica y vestido. Pero como dice el manifiesto que leímos hace unos días, resulta insuficiente para prevenir que las personas en riesgo de exclusión acaben en la calle o para reinsertar en la sociedad a quienes ya han llegado a esa situación.
Muchas veces, nuestra sociedad estigmatiza y culpa a las personas sin hogar de su situación en lugar de reconocer lo que no funciona en nuestro modelo de convivencia y otras causas del sinhogarismo: la pobreza, la falta de oportunidades, la pérdida de poder adquisitivo, el desempleo, la insuficiencia de recursos de apoyo psicosocial para la prevención y la atención de las personas, la insuficiencia de recursos.
Es obligación de las Administraciones poner los medios para que las personas puedan revertir su situación si acaba en la calle y reintegrarse en la sociedad como ciudadano de pleno derecho.
Las organizaciones de la sociedad civil jugamos un papel relevante en España en la puesta en marcha de soluciones contra la exclusión, como lo hicieron en Estados Unidos. Por medio del voluntariado social, creamos espacios de encuentro con las personas que duermen en la calle, colaboramos con las Administraciones locales y damos visibilidad a la situación de las personas sin hogar para favorecer un cambio social.
Qué se sueña en una acera 2015
Personas voluntarias y asociadas participaron en el montaje de las representaciones teatrales, en la lectura del manifiesto y en la entrega de octavillas a las personas que se acercaban en Madrid, en Granada y en Murcia.
El Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS) envió Sueños truncados por la calle, un artículo a su red de medios. Fue publicado en diversos medios de América Latina y de España. Europa Press difundió parte del comunicado a medios que preparamos y enviamos antes del acto. Por su parte, Cristina Egea Simón, voluntaria de personas sin hogar en Murcia, escribió Lo que soñé en aquella acera, un artículo a modo de reflexión sobre su experiencia en la dormida.
Más información
Carlos Miguélez Monroy
Responsable de comunicación
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Jesús Sandín de Vega
Responsable del programa de atención a personas sin hogar
Solidarios para el Desarrollo
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