Enviado a la página web de Redes Cristianas
En este tiempo apestoso de pandemia resulta difícil respirar y no morir en el intento. Nunca respirar fue tan caro y peligroso como ahora. De seguir así, pronto saldremos a la calle con escafandra, traje de neopreno y una botella de oxígeno a cuestas.
¡Ay! respirar ¡cómo cuesta respirar! No solo porque tengas problemas respiratorios y te obliguen a llevar mascarilla. También le cuesta respirar a los perseguidos por las deudas, a los que no encuentran o pierden el empleo o a los que cierran obligados su negocios.Y qué decir del irrespirable ambiente político -nacional e internacional- cargado de ambiciones y miserias asfixiantes.
Respirar parece fácil, pero solo cuando te quitan el zapato opresor de encima; cuando los problemas de la vida no te ahogan y cuando la atmósfera social es sosegada y aceptablemente limpia.
/ Antoñán del Valle (León)