Un informa afirma que, por sí sola, únicamente recauda el 5% de sus fondos
El actual modelo «constituye una anomalía en el entorno de la Unión Europea»
Desde Comisiones Obreras se asegura que el actual modelo de financiación de la Iglesia en España «constituye una anomalía en el entorno de la Unión Europea», y urge a un cambio de estatus en las relaciones Iglesia-Estado
La Iglesia católica recibe anualmente del Estado español una cantidad no inferior a los 5.698.699.253 euros, según los datos del informe «Financiación de la Iglesia Católica y gasto público», publicado por la Fundación 1º de Mayo de Comisiones Obreras, y que destaca cómo la Iglesia apenas recauda por sí misma el 5% de sus fondos.
Las cifras incluyen la Asignación Tributaria (278 millones), Otras Asignaciones Directas (4,3), Conciertos y Subvenciones a Centros Educativos (3.900 millones), Salarios del Profesorado de Religión (700), Atención Sanitaria Directa (700), Sueldos de Capellanes de distintas Instituciones (25 millones) y aportaciones a ONG católicas como Manos Unidas o Cáritas (alrededor de 91 millones).
Según la Fundación 1º de Mayo, el 95 % de los ingresos de la Iglesia católica «no sometidos a actividades finalistas o vinculadas al mantenimiento de su patrimonio histórico» viene de las arcas públicas, lo que demuestra, en su opinión, «que está muy lejos de ser capaz de autofinanciarse».
Según el informe, frente a la creencia (inducida y mantenida por la propia Iglesia) de que los fondos que recibe se destinan a actividades de carácter asistencial, en realidad su única finalidad es la propia sustentación del clero y la actividad, tal como la propia Iglesia la define, «pastoral».
El estudio ve la luz en un momento en el que distintas instituciones están solicitando que la Iglesia deje de estar exenta del pago de impuestos como el IBI, y en un contexto de crisis como el que vivimos. Desde Comisiones Obreras se asegura que el actual modelo de financiación de la Iglesia en España «constituye una anomalía en el entorno de la Unión Europea», y urge a un cambio de estatus en las relaciones Iglesia-Estado.