Presentamos un interesante testimonio de amor y compromiso activo con la Iglesia. El Consejo Pastoral de la Parroquia Nuestra Señora del Valle se dirige a su arzobispo para expresarle, con respeto y sinceridad, su respaldo al Padre Mariani, su experiencia como comunidad y sus necesidades de cara a la designación de un nuevo párroco.
Al Sr. Arzobispo de Córdoba
S.E.R. CARLOS J. ?A?EZ
PRESENTE
Señor Arzobispo:
Ante la renuncia del Padre Guillermo Mariani como párroco de la Parroquia Nuestra Señora del Valle (La Cripta) y la necesaria designación por parte suya de un nuevo pastor para esta comunidad, el Consejo Pastoral y los miembros de los diversos grupos parroquiales, buscando también el consenso de todos los que se consideran parte de esta comunidad, queremos, por la presente, hacer llegar a Usted, apelando a su consideración de padre y pastor, más que a su condición de autoridad jerárquica que reconocemos, una breve descripción de nuestra experiencia comunitaria a lo largo de más de cuarenta años y de las características de la comunidad parroquial que es consecuencia de ella, así como también de algunas cualidades que creemos debería reunir el perfil del nuevo párroco.
Esto lo hacemos en consecuencia con la que creemos que es nuestra misión de laicos maduros que sienten la urgencia de prestar la debida colaboración con quien tiene la misión de conducir, pero no en soledad, la vida de la Iglesia Diocesana. De esta forma ejercemos lo que creemos es más una obligación que un derecho a la hora de procurar el bien de nuestra comunidad, y tratar de evitar lo que ha ocurrido en otras tantas experiencias que conocemos en nuestra y otras diócesis, donde la falta de discernimiento comunitario ha llevado a tomar decisiones que tuvieron como resultado la fractura, el desmembramiento y la prácticamente disolución de fecundas comunidades con la consiguiente exclusión de numerosos laicos que, luego de haber entregado su vida por el servicio a la evangelización, ven cerradas las perspectivas de su participación en la vida de la Iglesia.
Ante todo reconocemos que esta comunidad se ha construido con toda su diversidad y riqueza gracias a la guía amorosa, inteligente y comprensiva del Padre José Guillermo Mariani.
De esta forma ha llegado a ser un espacio singular en la Iglesia de Córdoba:
1 Es una comunidad que abraza e incluye, que admite y escucha, que comparte la vida con más amor que preceptos.
2 Es una comunidad que lee la Palabra y discierne, críticamente y sin ataduras, la realidad que nos golpea, sintiéndose siempre más cerca de la compasión que de las reglas.
3 Es una comunidad que hace un sacramento de cada realidad humana dolorosa y que no tiene miedo de denunciar las injusticias y de jugarse por combatir sus causas.
4 Es una comunidad fruto de un encuentro y una larga historia entre un pastor que renovó su perseverante entrega y que nunca renunció a su promesa inicial de fidelidad cristiana, profundamente enamorado del Evangelio, con su gente, con mucha gente que maduró su fe en la comunión con una lectura seria, rica, renovada de la Palabra, interpretada con profundo respeto por la Escritura y con igual respeto por la Experiencia cotidiana de los hombres y mujeres que la integran.
5 Es una comunidad, de espacio eclesial y de integración en la dinámica del Reino y por tanto en búsqueda constante de nuevos horizontes, y siempre desafiando la imposición de limites que impidan nuevas, mayores y constantes posibilidades de integración, que nos permitió a muchos un «vital reencuentro» con nuestras creencias cristianas, y a otros la maduración de su fe, a la luz del impulso renovador que el Espíritu alentó en toda la Iglesia con el Concilio Vaticano II cuya vivencia ha sido siempre la búsqueda que hemos intentado para forjar nuestra experiencia comunitaria y por tanto esta comunidad parroquial.
Los lineamientos renovadores del Concilio fueron los que aprendimos a abrazar con vital y ferviente entusiasmo y alegría.
Es por eso que reconocemos el aporte del Padre Mariani a nuestras vidas, a la vida de esta parroquia y a la de toda la comunidad cordobesa, celebramos el encuentro con él que Dios nos ha regalado y agradecemos su alegría permanente, su palabra oportuna, su valentía, su amistad, su abrazo reconfortante, su mirada cómplice y compasiva, su profunda comprensión de la naturaleza y las debilidades humanas, su seriedad para preparar sus homilías, su creatividad para ayudarnos a vivir las celebraciones litúrgicas, su deseo de iluminar la realidad con sus denuncias, su entrega y su lucha. No solo nos ha guiado, formado y acompañado; ha sido ejemplo y testimonio permanente de un cristianismo vivo.
Es nuestra esperanza, querido Padre y Pastor, que las formas particulares de vivir nuestra Fe, que creemos que no son más que las expresiones de cristianos adultos que quieren vivir el Evangelio con alegría y libertad dentro de la Iglesia de Córdoba, sean tenidas en cuenta a la hora de designar el nuevo «pastor y guía» que nos ayude a continuar creciendo en el seguimiento de Cristo.
En primer término y como contexto general de este aporte del Consejo Pastoral y todos los grupos parroquiales, queremos resaltar que nuestra forma de vivir la Iglesia se ha visto claramente reflejada por el documento de trabajo «Diagnóstico Pastoral de la Arquidiócesis de Córdoba» cuando expresa: «hay que asumir nuevos modos de pertenencia para que todos puedan ser incluidos sin que nadie se sienta dejado de lado, recreando así la confianza en el sentido y eficacia de la participación y la organicidad» [2.4].
Creemos que «nuestro modo de pertenencia» se define en la línea pastoral de esta parroquia de Nuestra Señora del Valle que nos parece consiste en:
1. Un enfoque inclusivo, que respeta la conciencia y libertad individual sin condenas para situaciones que sólo pueden ser juzgadas por quienes las viven y por Dios. Esto es acogida fraterna a todos los que son discriminados, intentando tratar a todas las personas que se acercan como adultos responsables, cada uno creciendo en la fe de acuerdo a sus reales posibilidades, con su propio proceso de evolución que tenemos que respetar, con serios intentos de presentar y ofrecer múltiples modos de entender la pertenencia al Cuerpo de Cristo.
2. Un enfoque comunitario que promueve distintos niveles de integración y participación en la comunidad. Una comunidad que no se limita a quienes asisten a la Eucaristía en la Cripta, sino que se entiende como parte de la familia humana de Córdoba, la Argentina, y el mundo, con sus correspondientes responsabilidades éticas y políticas.
3. Un enfoque integrador de fe y vida, de evangelio y realidad, con una fuerte presencia en la sociedad cordobesa y en todas sus realidades seculares, más allá del ámbito de lo católico. En ese sentido genera un espacio de pertenencia que excede lo geográfico de la parroquia.
4. Un enfoque abarcador que busca hacer trascender las vivencias y el trabajo parroquial, hacia el ámbito de las realidades personales (laboral, familiar, académico, etc.), haciendo una «síntesis» entre realidad y Evangelio al concebirlo como una propuesta que sólo tiene sentido como «forma de vida».
5. Un enfoque celebrativo y eucarístico que enfatiza la interpretación de la Palabra de Dios en el contexto de las situaciones sociales, de la ciudad, del país y del mundo actual donde vivimos, y que integra los avances logrados por la ciencia, la filosofía, y la teología modernas. Así se propicia una fuerte participación en la celebración de la Eucaristía en donde se maximizan los roles de los laicos, que intervienen en forma adulta.
6. Una opción por los pobres de toda índole procurando pasar de la limitación de la limosna y la ayuda ocasional a la promoción y la concientización de los derechos humanos.
Debido a estos enfoques con los que intentamos sintetizar los lineamientos pastorales de nuestra parroquia, queremos expresarle que en ella:
1 la liturgia es vivida como un espacio de libertad, comunicación, calidez y carácter festivo, sin atarse a los moldes de palabras o gestos, para que los signos no queden vacíos, o simplemente sean «ritos». Los cursos y cursillos para la preparación de las celebraciones, son considerados indispensables para ayudar en el proceso de maduración de la fe, y en el crecimiento del compromiso comunitario con el proyecto del Reino.
2 la catequesis se organiza dentro del marco del crecimiento permanente en la fe, ofreciendo, sin autoritarismo, la posibilidad de ir madurando en la vida cristiana según las distintas etapas de la vida. La evangelización se da en un clima de respeto y libertad para con el otro, buscando de la manera más creativa transmitir el mensaje evangélico. Dada la pluralidad existente en la comunidad, el diálogo es fundamental en este proceso.
3 la preparación de los niños para la Primera Comunión se logra con los padres integrados a la Catequesis en grupos que forman pequeñas comunidades de adultos para renovar su propia fe y ser testimonio ante sus propios hijos. Esto a la vez fortalece los vínculos familiares.
4 la participación de los adolescentes y jóvenes se da como una realidad especialmente importante sobre todo desde el grupo scout (el más numeroso de la Argentina, con más de 350 integrantes) y desde otras experiencias que permiten la iniciación o la maduración catequística.
5 la transparencia en la administración es muy importante, especialmente en el manejo económico de la parroquia. La comunidad está acostumbrada a que se publique periódicamente una declaración detallada de la contabilidad y a que se rindan cuentas inmediatas de los resultados y destinos de las colectas especiales.
6 en el Consejo Pastoral, el Consejo Económico y los más de 20 grupos comunitarios, los laicos asumen roles protagónicos de responsabilidad y liderazgo.
Todo lo que hemos podido manifestarle nos anima a decirle que necesitamos un párroco:
?? más padre que juez, más hermano que padre, más amigo que hermano, porque no sólo necesitamos conducción sino comprensión, cercanía y acompañamiento en las más variadas situaciones en las que se debate nuestra vida personal y comunitaria.
?? profundamente abierto, sencillo, maduro, inteligente, formado y responsable, sobre todo a la hora de evitar la improvisación en la interpretación de la Palabra.
?? compenetrado a fondo con la renovación impulsada por el Concilio Vaticano II y el magisterio latinoamericano en Medellín y Puebla.
?? entusiastamente profético para sumarse a nuestra larga historia de lucha por la justicia y la construcción del bien común.
?? convencido de que esta comunidad empezó hace mucho y tiene un largo camino recorrido y no necesita ni un «fundador» ni un «restaurador»; es decir, necesita a alguien que venga a integrarse y no a desintegrarnos.
En la esperanza de que el Espíritu ilumine nuestro camino y lo ayude en su discernimiento queremos hacerle presente que consideramos este escrito (al que adjuntamos un anexo con una somera descripción de los grupos parroquiales) sólo como un disparador que pueda alentar un diálogo fecundo con Ud. A este respecto le hacemos saber que nos sentiríamos muy gustosos de contarlo en un espacio en el que juntos podamos reflexionar, superando los limites que impone el papel y la escritura y por tanto podamos ampliar todo lo que considere necesario para que nuestro aporte sea lo más comprendido posible ante su tarea de la designación que deberá realizar.
Seguro de que inspirado por aquel otro gran pastor cordobés, pondrá «un oído en el evangelio y otro en el pueblo», le hacemos llegar nuestro afectuoso saludo.
(Siguen firmas del consejo pastoral reconocido)