Son ustedes de piñón fijo. No se dan por satisfechos con que un Estado laico les suba la asignación del IRPF, con lo que ingresan unos sustanciosos millones de más sin haber hecho los deberes de autofinanciarse después de demasiados años; no se contentan con tener los colegios públicos abiertos a sus enseñanzas, ni con que se les subvencionen profesores
de religión puestos y quitados por ustedes, profesores sin preparación académica en la mayoría
de los casos pero obedientes para enseñar las supersticiones bien vistas por los pastores.
De nuevo, con ocasión del Estatuto andaluz, vuelven a la carga con la cantinela de los matrimonios homosexuales, con el derecho de un conjunto de células indiferenciadas
a las que han dado en llamar persona. No tienen empacho en criticar de intervencionistas
a unos poderes elegidos por todos, sin ver la viga en el ojo propio, súbditos de un Estado, el
Vaticano, donde ni se reconocen ni se respetan los derechos humanos.
Se creen con derecho a definir la verdad sobre el matrimonio, llamándole verdadero al propio,
como si los reconocidos por la, más que ustedes, legítima sociedad civil, no fueran verdaderos.
Por favor, cállense y miren para dentro de su iglesia con diócesis arruinadas por indemnizaciones
para encubrir la pederastia de demasiados clérigos que no fueron denunciados, y sí encubiertos en su momento. Cuenten y publiquen el número excesivo de clérigos y monjas que de modo vergonzante arrastran el sambenito de una homosexualidad normal para el común y pervertida para una jerarquía anclada en el pasado.
Cállense y hagan penitencia.?
(Enviado por correo electrónico por Domingo Gómez de Granada)