CA?IZARES RECLAMA LA PRESENCIA DE CRUCIFIJOS EN LOS EDIFICIOS P?BLICOS. Jesús Bastante

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Arremete contra el laicismo que no deja espacio a Dios
Cuenta Jesús Bastante en Abc que el cardenal de Toledo y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Cañizares, alertó ayer contra las «voces y movimientos» dentro de la sociedad española «empeñados» en anunciar «la muerte de Dios» y «su olvido total». Durante su homilía en la catedral primada con motivo de la festividad de la Asunción, el purpurado calificó como «verdadero problema de nuestro tiempo la quiebra de humanidad» presente en la sociedad actual, según la cual «Dios debe desaparecer».

Al tiempo que reclamaba la vuelta de los crucifijos a los edificios públicos y a la vida cotidiana: «Es importante que Dios esté presente, por ejemplo, mediante la cruz en los edificios públicos», dijo.

El laicismo, contra el hombre
Del mismo modo, el cardenal de Toledo denunció el «laicismo esencial al que parece que se quiere llevar a nuestra sociedad», que «no deja espacio a la confesión y adoración del Nombre de Dios». «No es posible un Estado ateo» porque «se vuelve contra el hombre». «El asunto es muy serio -recalcó-: si al hombre le faltase Dios dejaría de existir».

«No propugnamos una sociedad confesional», añadió Cañizares, «aunque ojalá que todos conociesen y creyesen, porque es ahí donde está la vida eterna; y ojalá también que siempre se respetasen en ella las convicciones religiosas y se cumpliese y garantizase en todo momento el derecho inalienable a la libertad religiosa». En opinión del arzobispo de Toledo, «la fe se propone, no se impone», y la obligación de los cristianos es la de «dar testimonio de Dios» y «abrir las ventanas cerradas que no dejan pasar la claridad».

Para Cañizares, cuando la Iglesia denuncia determinadas cuestiones «no pretende imponerse al resto de la sociedad a quienes les corresponde la gestión pública, tampoco fortalecerse con privilegios o imposiciones sociales o morales, pero, eso sí, pide que sea respetada, con todas sus consecuencias».

Por ello, y citando a Benedicto XVI, el cardenal de Toledo reclamó la necesidad de la presencia del cristianismo «en la vida pública y en la vida privada».

«Es importante -añadió- que Dios esté presente, por ejemplo, mediante la cruz en los edificios públicos; que Dios esté presente en nuestra vida común, porque sólo si Dios está presente tenemos una orientación, un camino común, de lo contrario, los contrastes se hacen inconciliables, pues ya no se reconoce la dignidad común».