Con el fin de llamar la atención de la Iglesia Católica en Brasil, sobre la importancia de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) fue que representantes de las CEBs en Fortaleza (CE), enviaron, hoy (10), una carta Abierta a los Obispos de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), que están reunidos en Brasilia para su 48ª Asamblea General.(AG).
Para Ana María Freitas, articuladora regional de las CEBs en Ceará, el envío del documento a los obispos tiene el objetivo de pedir que la Iglesia Católica de un mayor apoyo a los trabajos de base de estas comunidades y además cuestionar el actual modelo de la Iglesia Católica. Ana destacó que el momento es propicio, ya que los obispos de la CNBB dieron espacio a las discusiones sobre las CEBs en AG desde año. La carta fue elaborada durante la vigilia de las CEBs que aconteció el pasado sábado (8) por la noche, la cual tuvo la función de fortalecer aún más los lazos entre las comunidades.
«Asistimos desconcertados a prácticas litúrgicas y devocionales enteramente desvinculadas de los problemas del mundo actual e interesadas solamente en la salvación «personal». No será también por esta dicotomía entre lo «sagrado» y lo «profano» vivida y predicada por muchos, que cristianos comprometidos (??) se encuentran aislados y expuestos? ¿Qué directrices o exhortaciones podemos esperar de vosotros obispos para reforzar una espiritualidad encarnada que vincule, definitivamente fe y vida?» cuestiona la Carta.
Ana María expresa que el pedido es que los padres se comprometan más en trabajos pastorales y sociales. «Las comunidades necesitan de formación, para que los laicos comprendan la realidad en que viven», argumentó. «El sufrimiento del pueblo de Dios debe ser de interés de toda la Iglesia» agrega.
Esperamos un apoyo más concreto de la iglesia, que la entidades puedan desarrollarse más, desarrollarse con los más pobres y excluidos», destacó. «Pedimos un modelo de Iglesia que se preocupe mas con los más pobres, que son un población cada vez más creciente», declaró.
La semana pasada, Ana Maria habló sobre su experiencia y su vivencia en las CEBs, para los obispos en Brasilia. «En las CEBs aprendí a revalorizarme como pobre», dijo a los obispos, justificando el sentido de las comunidades eclesiales, que es la unión de pueblos excluidos y necesitados, localizados al interior de las aéreas pastorales.
Ella defendió que «las CEBs, bien regadas, apoyadas, son semilleros, señal del Reino de Dios en nuestro medio». «Fue en las CEBs que muchos de nosotros aprendimos a hablar, a decir que todos somos Iglesia participante y no una masa que hace sus devociones en forma mecánica, inducida», enfatizó Ana María.
Ella explicó que el papel de las CEBs es pensar en el prójimo y en todo, comprometiéndose en movimientos sociales y en los diversos problemas que las comunidades necesitadas enfrentan diariamente, como ocupaciones de tierra, problemas ambientales, la cuestión agraria, indígena y otras.
Ana María destacó que el diferencial de las Cebs, en relación a otras comunidades es el deseo de construir una red de comunidades que tengan el mismo cuidado unas con las otras, en el sentido de lograr la transformación social. «Lo que la gente percibe en las comunidades de hoy, es una cierta alienación, es más aislamiento», concluye.