BIENVENIDO, PEPE. Luís Alemán Mur

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Fe adulta

Me preguntan: ¿qué le ha pasado a Pepe? ¿lo han echado? ¿quién lo ha echado? ¿los jesuitas? ¿Cañizares? ¿Rouco? ¿Ratzinger? ¿nuevamente aquel Sebastián?
Me repreguntan: ¿qué busca Pepe a su edad? Si no lo han echado ¿cómo es que se va ahora cuando más necesita el hombre el calor de un hogar?

No he hablado contigo estos días. Pero sí lo hice después de que la editorial Sal térrea te había comunicado que un último libro tuyo no conseguía el nihil obstat episcopal. Y me lo comentabas el mismo día en el que unos curas de la ganadería de COPE, a las tres y media de la tarde, se alegraban de la condena del Vaticano al jesuita Jon Sobrino. Y terminaban el comentario con la perversa coletilla de que ?ahora irán cayendo otros más como José María Castillo??. Te hizo daño, como me hizo daño a mí.

No. No te vas por esos comentarios de la ultra conservadora línea COPE.

Yo creo que lo has hecho porque necesitas respirar. Son muchos años, hostigado y perseguido por una secta de indocumentados que pretenden, desde antes de Franco, durante Franco y después de Franco, identificar su iglesia con la iglesia de Jesús. Y, hoy por hoy, lo han conseguido.

Respira, Pepe. Nada se puede construir, ni siquiera una vejez, sin libertad.

No hay persona sin libertad. No hay fe sin libertad. ¿De qué te sirve ser teólogo si tu teología y tu fe han de pasar por el filtro de los escribas del nuevo templo?

Finalmente. Algunos sabios cercanos dicen que además de teólogo te has convertido en sociólogo o economista. Y que de eso tú no sabes.

Respondo. Que yo sepa, los teólogos del Antiguo Testamento, los profetas se metieron siempre en la realidad social con interpretaciones más o menos ajustadas. Al gran Isaías se le considera el profeta de Asuntos Exteriores.

¿No será que quieren verte con el rosario en las manos junto a Ratzinger y a Martínez?.

No tengas miedo. Animo. Te queremos los que creemos en Jesús, del que tantas veces has hablado y hablarás.