BENEDICTO XVI EN REGENSBURG. Eduardo de la Serna

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Después de su «cruzada» contra la teología de la liberación, el «teólogo del Papa» Juan Pablo II, y uno de sus dos brazos derechos, Joseph Ratzinger (Sodano era el otro, más derecho todavía) la emprendió contra la «teología del pluralismo religioso».

Esta sostiene, en su punto de partida, que si Dios es perfecto («si Dios es Dios») cualquier cosa que se diga de ?l será siempre limitada, y en todas las palabras sobre Dios («teologías») se encontrará algo de verdadero. O mucho. Y a su vez, que toda palabra sobre Dios será limitada y parcial. Esto permite una conclusión, y acá está lo cuestionado por la Congregación para la Doctrina de la Fe: «todas las religiones son verdaderas».
No es este el lugar de reflexionar, o cuestionar, o defender esta afirmación, o de distinguir a las grandes religiones (entre las que sin duda alguna se encuentra el Islam) de lo que -quizá demasiado simplistamente- se llaman «sectas». Pero lo cierto es que en el presente, y a raíz de la reciente «conferencia» del Papa Benito XVI, el tema parece urgente.

Se me ocurren algunas puntualizaciones:

1- La charla del Papa fue una «conferencia», sobre el tema «fe y razón», tema importantísimo para el diálogo de las religiones con las ciencias y el mundo;

2- la «conferencia» tuvo varias partes, la referencia al Islam fue la primera, en la parte central mostró una identificación entre «cristianismo y helenismo» que también es preocupante;

3- uno de los temas -muy importante a mi juicio- que quiso mencionar el Papa es «¿en qué Dios cree el que proclama la violencia en nombre de Dios?»;

4- la «conferencia» se reveló como una mirada desde «Occidente» y -además- desde Occidente entendido como «Europa» (es evidente que América Latina, aunque congregue al 50% de los católicos del mundo, simplemente «no existe»);

5- es sabido que -mirada toda su historia- la experiencia «pastoral» de Joseph Ratzinger es casi nula. Su ministerio fue ser un dedicado profesor de teología en Alemania, con todo lo que eso significa;

6- es sabido que el cardenal Ratzinger se opuso al ingreso de Turquía a la Comunidad Europea: Europa es tradición «judeo-cristiana», o «greco-romana», sostiene vehementemente. No hace falta recordar aquí la campaña vaticana para que la Constitución Europea incorporara la mención del cristianismo;

7- también es bueno recordar que San Benito es considerado el «patrono de Europa», y por eso Ratzinger eligió su nombre pontificio;

8- es sabido que Ratzinger tiene un importante sustrato helénico (y particularmente platónico): su conferencia fue «más griega que los griegos» al decir de un cura amigo.

9- Personalmente no creo que Benito XVI haya querido agraviar al Islam (o no quiero creerlo, para ser más precisos), pero sí creo que el des-precio o menos-precio de los alemanes por los turcos (albañiles, barrenderos…), o de los europeos por los musulmanes parece haberse colado en la referencia del Papa; también es cierto que -especialmente la prensa «occidental»- suele presentar una imagen del Islam que los ubica como violentos, primitivos, atrasados, sucios…

10- Finalmente, creo que -precisamente por su pasado «docente»- el Papa probablemente no tuviera «ni idea» de las consecuencias que podían tener sus palabras («la realidad» no parece colarse en sus intervenciones; su encíclica ?Deus Caritas Est?? es un buen ejemplo).

Esto me invita a algunas reflexiones, preguntas o conclusiones:

A) La acertada cercanía vaticana con el judaísmo, iniciada por Juan Pablo II y continuada por Benito XVI, ¿es motivada por el diálogo, el respeto, el dolor por las responsabilidades del pasado, la comprensión de todo lo que tenemos «en común»‘, ¿o es una estrategia política frente a un «enemigo común»? ¿eran razonable estos dichos al día siguiente de un nuevo aniversario del 11 de septiembre? (Me refiero al «11» de las Torres Gemelas, no al golpe contra Allende);

B) si se quiere mostrar que a veces se utiliza «la religión» para la violencia, y es bueno preguntarse «¿en qué dios cree el que recurre a la violencia en nombre de dios?», ¿no era más lógico empezar preguntándose por ejemplos cristianos, y no recurrir a un diálogo del 1.300? ¿No es Bush un buen ejemplo de violencia en nombre de Dios, y desde una mirada cristiana? ¿No es bueno mirar primero la viga en el ojo propio antes que la basura en el ojo ajeno?;

C) recuerdo que a poco de finalizado el Concilio, J. Ratzinger decía que la «renovación tiene dos polos: por un lado los orígenes cristianos, que proporcionan el criterio esencial y básico para entender algo como cristiano o no-cristiano. Por otro lado, el mundo moderno al cual debe ser traducido lo que es esencialmente cristiano y debe estar siempre ante los ojos como el otro sujeto del diálogo…».

Es, precisamente por eso, que tiene sentido y es imprescindible una buena «deshelenización del cristianismo», a fin de proponer al mundo moderno lo «esencialmente cristiano»;

D) finalmente, creo que no es algo que se espera de un Papa que dé «conferencias», sino que sea «pastor», que no sea «europeo» sino «universal» (eso es ser «católico»: he katholikê ekklesía, es «la iglesia universal»), por tanto: de occidente ¡y de Oriente! ¡y de América Latina!

Creo que -lamentablemente- Benito XVI con su reciente intervención dio un paso más para que la Iglesia católica romana sea tenida como algo prescindible en este tiempo.

Si han de matar a cristianos por los dichos del Papa, ¿no sería preferible que los asesinos sean los genocidas, los nuevos emperadores del mundo y no las víctimas de la intolerancia y la explotación? Precisamente creo que se perdió una buena oportunidad para decir «algo» en un tiempo en que bien se podría haber aprovechado la ocasión para que se responda ¿en qué Dios cree el que trabaja por la paz? ¿en qué Dios cree el que busca la liberación y la concordia? ¿en qué Dios cree el que sabe tratar a los demás como hermanos?