Enviado a la página web de Redes Cristianas
Todos la temen, todos la evitan, todos la maldicen. Nadie en el Partido Popular se atreve a pronunciar, ni en público ni en privado, la palabra “Bárcenas “. Nadie, ni siquiera la gaviota del logotipo del partido se atreve a graznar esta palabra esdrújula. Causa tanto pavor en la filas populares este vocablo que, los en otro tiempo amigos de este apellido, ya lo han borrado de su vocabulario habitual y de sus agendas. Y es que lo que antes era un apelativo con connotaciones sugerentes, pecuniariamente hablando, ahora les provoca horribles pesadillas.
¡Qué injusta es la vida! Ellos, que tanta fe tuvieron en su tesorero y en la buena custodia y reparto del tesoro, ahora resulta que ya le han negado trescientas veces. ¡Ay, la amistad! Dicen los académicos de la Lengua que la amistad es el afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. Sin embargo, qué concepto tan miserable y tan cicatero tienen algunos de la amistad; ante cualquier desventura, en lugar de dar la cara, salen por patas y te dejan tirado y abandonado a tu suerte. ¡Ten amigos para esto!