Enviado a la página web de Redes Cristianas
A veces me veo como un coche escacharrado con muchos kilómetros a cuestas. Las visitas al taller ya son frecuentes; no tanto por sufrir graves siniestros, sino debido a las averías propias del desgaste y el loco galopar del tiempo.
De aspecto exterior, aceptable; aunque no faltan abolladuras, rayones, manchas y falta de brillo. Faros, en revisión; fallan las luces cortas. A pesar de algunas deformaciones por esfuerzos y exceso de carga, el chasis resiste. Frenos, rótulas y ruedas obligan a una conducción prudente por desgaste avanzado. Embrague y palanca de cambios, algún que otro contratiempo al meter las marchas. Arranque, bueno; la batería aguanta. Consumo de combustible, mejorable. En ordenador a bordo, incipientes problemas de memoria. De motor, bastante bien; aunque se detecta fatiga en las cuestas.
Con todo, si no surgen averías graves, aún veo margen para unos cuantos kilómetros más. El chatarrero puede esperar.
/ Antoñán del Valle (León)