Aumenta la tensión en el Chad ante el avance de los rebeldes

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Afrol

Se disparan los temores en la capital de Chad, N’yamena, y en todo el país ante el avance de grupos rebeldes sobre la ciudad.
Hay tanques estacionados en las esquinas de las calles capitalinas y cerca de la presidencia y de las emisoras nacionales mientras las informaciones de los medios advierten de los avances de dos columnas rebeldes, cada una de 1.000 combatientes, a entre 200 y 400 kilómetros de la capital, según el corresponsal de IRIN en Chad.

En el este del país, a 1.000 km al este de N’yamena, la Agencia de refugiados de la ONU (ACNUR) informó ayer en un comunicado de la retirada de la mayoría de su personal de la ciudad de Guereda donde estaba asistiendo en un campamento a los refugiados sudaneses de Darfur.

«Las autoridades locales no cuentan ya con los medios necesarios para protegernos. En esta área prevalece un estado de completa impunidad, Guereda se está volviendo muy vulnerable», declaró Jorge Holly, director de la oficina de ACNUR en Guereda.

En este país escasamente poblado, la capital es la clave para el control de los órganos del poder, los medios de comunicación y la lucrativa industria petrolera del país.

N’yamena ha estado todo este tiempo bien protegida por el gobierno y aquellos soldados que no han defeccionado aún para unirse a cualquiera de los numerosos grupos rebeldes que surgieron después de que el presidente Idriss Deby cambió la constitución de 2005 para permitirle presentarle a un tercer mandato presidencial.

La capital no ha albergado combates desde abril de 2006 cuando un convoy de rebeldes rodeó la frontera no protegida con Sudán y avanzaron sobre la capital. Después de duros enfrentamientos con el ejército chadí, los rebeldes fueron capturados y expulsados.

Aunque los ataques rebeldes contra la capital suponen la mayor amenaza política, son las a menudo no detectadas incursiones en el este de Chad desde Sudán y los violentos combates intercomunitarios en esa región las que han provocado la peor crisis humanitaria.

Al menos 180.000 chadíes han dejado sus hogares en los últimos tres años, muchos de ellos huyendo de los ataques de hombres armados a caballo que incendiaban poblados enteros.

El ejército nacional que estaba presente en las áreas fronterizas ha sido reubicado para defender ciudades estratégicamente importantes, creando un «vacío de seguridad en grandes partes del este de Chad», declara un informe de la ONU de 2007.