Finalmente se alcanzó el objetivo: la izquierda alemana se unificó el 16 de junio en un único partido, Die Linke (La Izquierda). Los dos principales pilares de esta nueva formación son el Partido del Socialismo Democrático (PDS) y la Alternativa por el Trabajo y la Justicia Social (WASG).
El primero conformado esencialmente por antiguos miembros del Partido Socialista Unificado de Alemania (PSUA) de la RDA, con una fuerte presencia en el este; el segundo con fuerza en el oeste, proviniendo buena parte de sus líderes del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) que han optado abandonarlo tras el giro a la derecha del mismo, proceso que se profundizó particularmente en los últimos 10 años. De los 800 delegados que fueron convocados para concretar la fusión en Berlín, 798 votaron a favor de la unificación de los grupos, frente a 2 abstenciones. Al mismo tiempo, tanto los dos partidos mencionados como muchos otros grupos se disolvían para unirse a esta nueva esperanza política.
Desde el vamos se han marcado claramente cuáles son los objetivos de Die Linke. Oskar Lafontaine (WASG) ?presidente del nuevo partido junto a Lothar Binsky (PDS)? dijo que había que tomar ejemplo de algunas de las políticas llevadas a cabo por el presidente venezolano Hugo Chávez y el boliviano Evo Morales, como las medidas adoptadas para nacionalizar sectores industriales estratégicos como los del petróleo, el gas o la producción de energía. Actualmente, Die Linke cuenta entre sus filas con unos 72.000 afiliados, y una representación parlamentaria de 51 diputados, siendo la cuarta fuerza política alemana. Sin embargo todo parece indicar que en las próximas elecciones obtendrá resultados superiores. Los sindicatos comienzan cada vez más a alejarse del SPD para aproximarse a Die Linke y muchos grupos anticapitalistas también piden el ingreso al nuevo partido. Según las encuestas realizadas por al empresa Forsa, un 24% de los alemanes manifestaron su intención de votarlo en las próximas elecciones, afianzando al mismo como el tercer partido alemán.
Y como una nueva esperanza para los trabajadores de esa parte del mundo, que han tenido que hacer frente a una muy fuerte ofensiva por recortar sus derechos en los últimos años.