Adviento. Pueblo mío, ven: Caminemos a la luz de la VIDA y la esperanza de un mundo mejor !! (Is.2, 1-5) -- Jacquelín Jiménez RSCJ (Venezuela)

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La llegada del adviento, de la navidad, nos obliga a pensar en la cierta posibilidad de tener un mundo mejor. Otro mundo es posible !! y estos días nos reclaman esa esperanza.
Las mujeres y hombres de fe, de fe en un Dios que proclama la justicia paran el oprimido y el hogar para aquellos que tienen en riesgo su ser; para los que creemos en la VIDA que se empeña en nacer aún en los lugares donde la muerte pone su tienda; para los que mantenemos la confianza en la
HUMANIDAD que nos habita, en tiempos como este nos detenemos a pensar cómo se puede hacer para tener eso Otro Mundo.

¿Cómo vamos a recoger todas las espadas, las balas y los tanques para hacer con ellos arados que fecunden ese otro mundo que soñamos? ¿ Cuál es la estrategia para que una nación no levante sus armas contra otra? ¿ cómo no adiestrarnos para la guerra en el día a día, en las fronteras que nos separan ?

Tenemos un mundo en crisis financiera. Observamos un Bombay sitiado en la violencia, nos angustia los fuertes vientos que soplan para apagar la llama de integración que humea en nuestra américa latina. Y sin embargo, tenemos miles de indígenas caminando kilómetros en Colombia, Bolivia,
México, guiados por la estrella de la resistencia que dan razones para seguir esperando ese otro mundo. Tenemos signos de integración de políticas y acciones desde abajo que hacen en pequeño ese proyecto grande de unión y solidaridad de nuestros pueblos.

Somos testigo de la renovación del sentimiento de Patria Grande que hace salir a luz, a esos hijos de
Bolívar, de Manuela, de Sandino, Eva o el Che.

Sí, vamos ganando signos de esperanza en medio de la contradicción.

Vamos renovando la opción por una sociedad solidaria.

Vamos al final del año dispuestos a vivir la novedad del otro tiempo que se nos regala.

Desde esta tierra venezolana, bolivariana y caribeña tenemos unos días propicios para no juzgar por las apariencias los resultados de las elecciones. Tenemos un tiempo favorable para seguir teniendo los oídos en el pueblo y el corazón en las energías que renuevan lo mejor de nuestra humanidad.

Vamos, vamos a vivir seguros de que las tinieblas no pueden vencer la luz de los cambios, ni truncar los caminos abiertos y las esperanzas desplegadas que esta revolución nos ha ido encarnando.

(Información recibida de la Red MUndial de Comunidades Eclesiales de Base)