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La presentación del libro ?Fijos los ojos en Jesús?? de Dolores Alexandre, José Antonio Pagola y Juan Martín Velasco, de PPC, fue el día 8 de noviembre a las 7 de la tarde en el salón de actos del ICAI-ICADE de la Universidad de Comillas. En un día, por cierto, desapacible y de bastante lluvia. ¿Se retraería la gente? Era la hora de empezar y el salón estaba lleno. Hubo de habilitarse otra sala, con lo que los asistentes pasaron de 600.
No es lo normal, ni con los grandes autores. Allí los autores eran Dolores Aleixandre, José Antonio Pagola y Juan Martín Velasco. La gente era más bien mayor y con predominio del género femenino. Aún así, resultaba sorprendente y hacía que uno se preguntase: ¿Por qué este aflujo multitudinario a un acto que raramente llega a 100 personas?
Para mí era claro que los motivos eran dos: el tema y los autores. En un diálogo del moderador José Lorenzo con los ponentes, se vió enseguida que todos apuntaban en una misma dirección: crisis profunda y generalizada que enfrentaba a las Religiones, sobre todo la Católica, con el proyecto de Dios, hecho históricamente visible en Jesús de Nazaret. Enfrentamiento que ponía de manifiesto el progresivo alejamiento de la gente de las religiones, el criticarlas como obsoletas y antimodernas y el desecharlas en su doctrina, preceptos y ritos.
Había que cambiar, convertirse, iniciar un nuevo camino, buscar nuevas formas de vivir la fe, sustituir el adoctrinamiento por la experiencia de Dios, retornar y escuchar a Jesús, ver revividos entre nosotros sus relatos e historias, pasar de la especulación a la mística, dejarse seducir por la atracción del proyecto de Dios y por el estilo de vida de Jesús: dejar simplemente sitio al Evangelio, que es impactante.
Estaba claro el planteamiento: un lapso de más dos mil años de historia había dado lugar para muchas cosas religiosas buenas, pero muchas de esas cosas buenas no subsistían en nuestro tiempo, la juventud sobre todo las dejaba caer sin remedio, no servían. Y aparecía el vacío, el desconcierto, la más natural arreligiosidad, el ateísmo, la subjetividad como norma primera de conducta.
En este nuevo ambiente, los autores reclamaban volver a Jesús, a su vida y estilo, a su modo de hacer y comportarse, El no recurría a teorías, adoctrinamiento y leyes, ni a especulaciones. Jesús mostraba un modo de comportarse ( consigo, con los demás, con la naturaleza, con Dios) que lo daba a entender con lenguaje corriente, de la calle, a base de parábolas y entusiasmaba a la gente. Marcaba un estilo de vida, válido para entonces y para ahora, para sus paisanos y los hombres de todos los tiempos.
¿Qué había ocurrido? ¿Qué habíamos hecho? ¿Cómo habíamos entendido la fe y cómo habíamos anunciado la Buena Nueva? ¿Por qué tantos abusos en la cúpula del poder religioso, tantas hostilidades de unos con otros, de unos pueblos con otros que profesaban la misma fe, por qué tantas privilegios, discriminaciones, persecuciones y sufrimientos? ¿Por qué el olvido de los más pobres y de los derechos fundamentales de la persona y tanto atraso y oposición a la modernidad? ¿Qué proclamábamos, enseñábamos e imponíamos: el Evangelio o creencias y más creencias, normas y más normas, ritos y más ritos? ¿Y qué nos proponíamos : buscar el bien, la liberación y felicidad de la gente o asegurar nuestra autoridad y dominio? ¿Quién o qué era objeto de nuestro seguimiento, la persona de Jesús o un cúmulo de leyes y prácticas estereotipadas?
En el intercambio de preguntas y respuestas de los ponentes , veía yo flotar el tema central de la crisis: Dios por una parte y el hombre por otra, lo cristiano como superior, extrínseco e impuesto y lo humano como extraño, denegado y excluido. Una irreconciliación de siglos, una animadversión de pecado y salvación administrados desde fuera por intermediarios de la institución religiosa y, en medio, como objeto tratado, enseñado, subordinado, manipulado, anulado, sujeto de nada, la multitud de fieles.
Ví que aparecía cada vez más nítida la visión de la crisis: El proyecto de Dios no puede dejar a nadie frio o indiferente, sí el proyecto de las religiones. Hemos dividido, separado y contrapuesto un proyecto que es unitario el ?proyecto hombre??, cuyo prototipo y modelo es Jesús de Nazaret. El es Dios y hombre, verdadero hombre, espejo de nuestra humanidad, copresente en El y en nosotros, creados todos por el mismo Dios ? Amor que la sustenta y dota de cuantas propiedades y derechos constituyen nuestra dignidad.
Pues bien, esa dignidad, tan ardua y evolutivamente buscada y formulada por hombres de los diversos tiempos; esa dignidad que arranca de que somos hechura e imagen suya, que se constituye por el amor, la razón y la libertad, que nos lleva a amar a los otros como otro yo, que nos hace aborrecer la injusticia, la avaricia, el orgullo, el odio, la discriminación, la desigualdad y la violencia; esa dignidad que nos lleva a sentir como propia la justicia, la generosidad, la humildad, el amor, la igualdad, el compartir y la paz; esa dignidad nos es dada y la poseemos a nativitate como presupuesto, condición y garantía de santidad y salvación; una santidad y salvación que tergiversamos y malinterpretamos tantas veces y obligamos a que ?profanamente?? sean buscadas al margen de Dios, de la religión y de la fe. ¡Tantos y tantas se sintieron ofendidos, menospreciados, esclavizados, anulados, excluidos en nombre de las Religiones y del Dios al que decían representar y anunciar!
-¡No más, basta! Clamor que parecía oírse desde la oscuridad y opresión de mil lugares de la tierra.
¡Crisis de fe! ¿Crisis de fe en quién , de qué proyecto? Crisis de unos dioses, que decían representar a Dios, pero que resultaban usurpadores de nuestra dignidad, y no crisis del seguimiento de Jesús, quien nos mostraba el camino abierto por Dios, camino de natural y universal unidad y convergencia: ama al prójimo como a ti mismo, trata a los demás como tú quieres que te traten a ti, no engañes ni discrimines a nadie, no te creas superior a nadie sino igual y hermano, practica la justicia y el amor y no los mezcles con un culto falso o aparente, no presumas de palabras , vanas promesas o apariencias, libérate del orgullo y dureza de corazón y actúa como lo que eres, con sencillez y misericordia, es lo tuyo, porque Dios te ha hecho así, confía en ti, no envidies nunca y atrévete a obrar como lo que eres. Y gózate con que cada cual sea lo que es y alcance su felicidad y plenitud.
Era obvio el diagnóstico y el tratamiento de la crisis:
1.Vivimos una situación de claro alejamiento ?religioso?? de muchas personas debido a la actuación y predicación de algunas grandes iglesias cristianas.
2. Muchos cristianos, legítimamente críticos, asumen hoy la responsabilidad de ser cristianos ante su razón y entorno social, como crítica nada hostil, que busca simplemente purificar de toda ideología religiosa la esencia de ser cristiano, lo cual exige abrir caminos que lo expliquen con formulaciones sencillas , comprensibles y precisas, partiendo precisamente de los problemas que hoy ocupan y preocupan al ser humano.
3.Y este distinguir lo esencial en el ser cristiano de lo que no lo es, nos lleva al centro y origen de nuestra fe: Jesús de Nazaret, clave y modelo del actuar humano: ?El mensaje cristiano es Jesucristo mismo. El, el Señor crucificado, resucitado y vivo, es el criterio para el anuncio y actuación de la Iglesia de Cristo?? (H. Küng, Concilium, El libro ser cristiano en retrospectiva, evd, N. 340, p. 12, 2011).
4.Y aquí es donde la aportación de los tres ponentes de la mesa se hacía particularmente interesante, al orientar al público a conocer a Jesús como una figura real de la historia, tantas veces ocultada y que dio lugar a ese ?Jesús desconocido??. ¿Puede ser otra la razón de por qué el libro de Pagola JESUS, Aproximación histórica haya suscitado tanto interés y haya sido demandado como hace tiempo no ocurría con ningún otro libro religioso y que, por eso mismo , haya sido absurdamente cuestionado y prohibido?
Se entiende entonces que la crítica de tantos cristianos surge por la discrepancia entre lo que este Jesús históricó fue, anunció, vivió, luchó y padeció y lo que hoy en día representa la Iglesia institución con su jerarquía. Ciertamente, como comenta Hans Küng, resulta difícil sino insoportable imaginar a Jesús presente en una misa pontifical de la basílica de San Pedro o rezando, como lo hizo el Papa, con Georg Bush en la Casa Blanca.
Qué bien lo expresaba el mismo Hans Küng en su libro Ser Cristiano, también superreconocido y divulgado:
?La esencia del cristianismo es la figura histórica de Jesús de Nazaret. El modelo de vida cristiano es sencillamente este Jesús de Nazaret como Mesías, Christós, Ungido y Enviado. Jesucristo es el fundamento de una auténtica espiritualidad cristiana. Un exigente modelo de vida para nuestra relación con el prójimo y también con Dios mismo, un modelo que para millones de personas de todo el mundo ha llegado a ser orientación y norma. Para nuestra esp iritualidad cristiana lo más urgente y liberador es orientarnos por la figura única que dio su nombre al cristianismo,
más que pro fórmulas dogmáticas tradicionales y reglamentaciones eclesiásticas?? (Idem, pg. 17).
?En el seguimiento de Jesucristo, el ser humano en el
mundo de hoy puede vivir, actuar, padecer y morir, de manera verdaderamente humana, en la dicha y desdicha, en la vida y en la muerte, sostenidos por Dios y al servicio de los demás?? (Idem, pg. 19).