Enviado a la página web de Redes Cristianas
Muy queridas Amigas y muy queridos Amigos:
Con mucha alegría y gratitud les comparto que este 26 de Octubre, Dios mediante, cumplo 50 años del sorpresivo don de mi ordenación sacerdotal con y al servicio del Pueblo.Desde ya quiero invitarlos a celebrar juntos esta alegría agradecida-celebrar juntos de corazón, aunque haya distancia geográfica.
Quiero enviarles 2 ó 3 envíos a propósito de ésta celebración. En éste primer envío les comparto un poema y una pequeña reflexión sobre los inicios de mi Vocación. En el segundo envío, en palabras claves les voy a compartir cómo voy sintiendo esta celebración. El tercer envío está pendiente
En el documento adjunto, les comparto un poema que hice hace 25 años, y que como sueño y aspiración profunda creo que sigue teniendo plena validez. No sé si estos días pueda hacer otro poema. Por ahora les comparto la sorpresa del llamado y la raíz o semilla de mi Vocación sacerdotal – jesuita.
Sorpresa: El primero sorprendido con el llamado fui yo. Tenía la base sencilla y solida de la formación y ejemplo que me dieron mis queridos papás. Pero yo deseaba ser médico. Y en ese año lo que más gustaba era el futbol, andar en bicicleta, ir de excursión a los cerros, ir a la escuela, tener amigos y el box. No tenía ningún sacerdote amigo, ni había ido a Retiros o Ejercicios Espirituales. Iba a Misa, pero a una Misa que duraba 20 minutos,el sacerdote no predicaba, y como decían que «valía» si llegabas al ofertorio, yo estaba cascareando (fut) en el parque enfrente de la pequeña iglesia,y entraba cuando era el Ofertorio.
Por eso mis amigos se sorprendieron cuando una noche al acabar de jugar fut, nos sentamos bajo un ahuehuete a contar aventuras, y un amigo mayor que nosotros y que había sido seminarista(y salió por enfermedad) nos preguntó: y qué van a hacer cuando acaben el bachillerato. Mi mejor amigo, sobrino del sacerdote de la Misa de 20 minutos, dijo: yo quiero ser militar, y llegó a General de división. Guillermo contestó: yo Ingeniero y llegó a Ingeniero. Y cuando a mi me preguntaron con sorpresa de todos, y más por lo del box, en lugar de decir quiero ser médico, me brotó del corazón inesperadamente: yo sacerdote. Ellos se rieron admirados, pero yo repetí con firmeza: quiero ser sacerdote. Se quedaron callados, sorprendidos, y yo mismo estaba sorprendido de ese llamado tan claro e inesperado.Como dice Sn. Ignacio, en un sentido fue una consolación con tanta claridad y sin causa inmediata, que me quedó dentro sin dudar ni poder dudar del llamado.
Semilla y Raíz: No hallo otras palabras para referirme al origen de este llamado. Obviamente el origen está en lo vivido en mi familia que no era especialmente religiosa, pero si creyente y muy coherente, y muy trabajadora. Años después del día que sentí el llamado, fui viendo con mucha claridad donde estaba la semilla de mi vocación al sacerdocio y como ese origen me marcó para toda la vida. Mi mamá murió cuando yo tenía 9 años. Como eso de la comida, lavada de ropa etc…. era casi un desastre, pues lo hacíamos 3 niños, mi papá me dijo que fuera a buscar a Victoria, una amiga de mi mamá para que dos días a la semana, viniera a ayudarnos en la casa. Fui a buscarla al Chorrito Madereros pensando que vivía en una colonia pobre, pero no me imaginaba la realidad. El Chorrito Madereros era el tiradero de basura del D.F. y me golpeó profundamente ver a niños como yo, y a Víctor el hijo de Victoria, allí en la basura revueltos con perros, ratas ,zopilotes y pepenandores adultos. No lo dije con estas palabras, pero lo sentí profundamente inhumano. Y me brotó decir: tengo que hacer algo, quiero ser médico. No abogado, pues hacen muchos chanchullos-aunque luego descubrí que chanchullos se puede hacer en todas las profesiones,y también en el sacerdocio- qué pena. Bueno lo principal fue esa semilla que ese día quedó en mi corazón y ese deseo de hacer algo por los demás, especialmente por niños como los que estaban revueltos con la basura en el Chorrito Madereros.
La otra experiencia que me marcó: Una jovencita tirada en el suelo entre el lodo y la prostitución.
Tenía yo 9 años y en vacaciones iba yo a ?trabajar?? a una pequeña tiendita-mercería de mi tío Pablo. La mercería quedaba en la calle 2 de abril en la Colonia Guerrero y detrás del teatro Blanquita. Esa Colonia era zona de Tolerancia de la prostitución. En la misma calle donde estaba la mercería de mi tío, había cantinas, venta de pulque y 2 o 3 hoteles de paso. En frente de la tiendita había un mercado y me impresionaban los cargadores muchas veces tomados y por efectos del pulque los veía con una gran barriga y con la nariz roja y grande.
Cada día al ir por la calle 2 de abril veía a las ?Muchachas?? a la puerta del Hotel. Las que ?trabajaban?? junto a la tiendita de mi tío, me saludaban amablemente y me decían: Adiós güerito ( pues yo era un poco rubio) y yo con un gesto con la mano o con una sonrisa les devolvía el saludo. Pero un día de lluvia al acercarme a la puerta del Hotel vi a una Muchachita, muy jovencita, bebida y tirada en el suelo entre el empedrado y la tierra, con su vestido blanco manchado de lodo. No supe qué hacer, pero se me encogió el corazón y me dolió verla así, y pensé en Lucha Reyes una cantante de canciones rancheras que cantaba canciones llenas de sentimientos de abandono con su voz ronca por el aguardiente o el tequila. Esta fue una experiencia muy profunda de dolor ante esa chiquita, tirada en el suelo. Y junto con el dolor me brotaba fuerte pero sin saber qué hacer, el deseo de ayudar, de hacer algo en la vida. Claro, como Niño que era luego seguía jugando, despachando en la mercería, y en enero la vuelta a la escuela, pero en el fondo del corazón se me quedó esa tan buena semilla
Les comparto esto ahora porque son las experiencias que como después reconocí, que han marcado mi vida, y han influido en mi deseo de ser sacerdote, en mi entrada al Noviciado, y han marcado mi perfil de sacerdote y de jesuita. Eran semillas que iban brotando, que se iban quedando dentro del corazón. El Señor iba sembrando eso, quizás sin que yo me diera bien cuenta, pero eso me iba quedando muy profundamente e iban creciendo poco a poco.
Esto que les voy compartiendo, se los comparto para que compartamos ésta alegría y agradecimiento, y también lo hago con el deseo de que cada una, cada uno de ustedes se pregunte o reflexione ¿cómo y dónde Dios se ha comunicado especialmente y les ha dado una luz fundamental, un llamado muy claro en su propia vida.
Con fraterno y agradecido abrazo,
arnaldo
SER SACERDOTE HOY
SER SACERDOTE HOY,
COMO AYER, COMO SIEMPRE,
ES SER HOSTIA VIVA,
ES ROMPERSE EN MIL TROZOS
PARA OFRECER
Y SER OFRECIDO,
PARA COMPARTIR
Y SER COMPARTIDO,
CON CRISTO,
PAN VIVO,
ALIMENTO INAGOTABLE
DE MI PUEBLO.
SER SACERDOTE HOY,
ES VIVIR CON USTEDES,
LA MISERICORDIA DE DIOS,
SU AMOR Y SU PERD?N,
Y UNA PASION QUE NOS QUEMA LAS ENTRA?AS
LA JUSTICIA Y EL AMOR.
SER SACERDOTE HOY,
ES SIMPLEMENTE UN REGALO,
UNA ALEGRÍA,
UN AGRADECIMIENTO SIN MEDIDA
UN COMPARTIR LA VIDA CON USTEDES
Y OFRECERLA CON CRISTO
EN EL ALTAR DE LA VIDA
Arnaldo
En el 25 Aniversario de mi ordenación sacerdotal 1988 y lo retomo hoy
26 de Octubre del 2008
El poema original es más largo, pero que en su brevedad este poema expresa bien lo que escribí originalmente.